Revista Jurídica Cajamarca | |||
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Dimensión empresarial de la esponsorizaciónJosé Luis Silva Cueva (*)
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Debido al rol que cumple
la esponsorización en el ámbito empresarial, hecho que la doctrina es
dominante al considerarla como tal, abordemos el estudio de la
esponsorización desde su incardinación en el mundo de la empresa. Aquí
analizaremos la dimensión empresarial de la esponsorización, ocupándonos,
entre otras cuestiones, de su encaje en las diversas formas de promoción
empresarial, de las peculiaridades que presentan los mensajes de
esponsorización en relación con los de la publicidad. 1.
MODALIDADES
DE PROMOCIÓN EMPRESARIAL La empresa, para colocar
sus productos en el mercado, debe poner en marcha un proceso de comunicación
con el fin de informar y persuadir a los clientes potenciales, toda vez
que la mera puesta de un buen producto o servicio a disposición del
cliente a un precio competitivo no es suficiente para garantizar su éxito.
Como señala SANTESMASES[1],
la promoción empresarial tiene por objeto comunicar la existencia del
producto, dar a conocer sus características, ventajas y las necesidades
que satisface. Así pues, con la expresión “promoción” se designa un
conjunto de actividades de comunicación con el mercado “objetivo”.
Estas actividades –herramientas o instrumentos de la “promoción”-
son, básicamente, las siguientes: la fuerza de venta (la venta personal);
la publicidad; la promoción de ventas; y las relaciones públicas. a.
Con
el término “la fuerza de venta” se alude a la acción del personal de
venta de la empresa sobre los clientes potenciales de la misma con la
finalidad de conseguir la venta de sus productos o servicios. “La venta
personal” constituye una forma de promoción directa que presenta como
inconveniente, entre otros, el hecho que a veces es difícil acceder al
comprador potencial; además, requiere un adecuado entrenamiento del
vendedor; su utilización supone, por tanto, un alto coste. En
contrapartida ofrece ciertas ventajas, tales como su flexibilidad y la
posibilidad de conocer de inmediato la reacción del posible comprador. b.
En
el campo de la promoción empresarial, se define la publicidad como
toda transmisión de información impersonal efectuada a través de los
medios de comunicación de masas (prensa, radio, televisión, etc.),
mediante anuncios o inserciones pagados por el anunciante. La publicidad
se concibe como un proceso de comunicación con una finalidad comercial.
Para la eficacia de este proceso de comunicación, la empresa deberá
planificar su actividad publicitaria; esto es, deberá identificar el público
al que quiere dirigirse, construir adecuadamente los mensajes que quiere
transmitir, elegir los medios más adecuados para lograrlos, etc. La
finalidad comercial diferencia esta figura de la propaganda. Así,
mientras la primera pretende persuadir, la segunda está orientada a fines
sociales, políticos, religiosos, etc., pero no comerciales. Este
instrumento de promoción se caracteriza, entre otras notas, por ser una
forma de comunicación impersonal, lo que resta, en ocasiones, eficacia a
su utilización. Como ventajas, entre otras, presenta la de que el emisor
controla en todo momento el mensaje. Debe, por último, señalar que no sólo
el empresario-productor o comerciante precisan de este mecanismo (la
publicidad) para poner de manifiesto las bondades de sus productos, pues
también el consumidor reclama la publicidad para el conocimiento de los
bienes y servicios que el mercado ofrece. c.
Al
igual que ocurre con la publicidad, existen múltiples definiciones de la promoción
de ventas. Una de ellas es la que propugna KOTLER[2],
que la define como un conjunto de instrumentos de incentivos, generalmente
a corto plazo, diseñados para estimular rápidamente la compra de
determinados productos o servicios por los consumidores o los
comerciantes. Las técnicas utilizadas para este fin son muy variadas,
pudiendo consistir en rebajas o descuentos en los precios, entrega de
muestras gratuitas, regalos, premios, demostraciones, etc. Aunque la promoción de
ventas resulta un instrumento muy eficaz para estimular la compra a corto
plazo, puede, sin embargo, reducir las compras posteriores, si no existen
otros factores que contribuyan a mantener el nivel de demanda. Además, es
posible que el comprador se habitúe a comprar el producto exclusivamente
en época de promoción de ventas[3]. d.
Con
el término “relaciones públicas” se alude al conjunto de actividades
llevadas a cabo por las organizaciones, con el fin genérico de conseguir,
mantener o recuperar la aceptación, confianza y el apoyo de una
diversidad de públicos, no siempre relacionados con los productos o
actividades que desarrolla la empresa o entidad[4].
A la vista de esta definición puede afirmarse que el fin de las
relaciones públicas es crear y desarrollar una imagen favorable de la
organización, tanto para los públicos internos a la misma (obreros,
cuadros intermedios, vendedores, etc.), como para los externos (poderes públicos,
proveedores, distribuidores, consumidores, etc.). SANTESMASES[5] ha
sistematizado así las características que presentan las relaciones públicas:
1ª, es una actividad habitual y planificada. Las actuaciones irregulares
e improvisadas no tienen cabida en las relaciones públicas; 2ª, con esta
técnica se trata de obtener la confianza de los públicos a los que se
dirige. No existe una proposición directa de venta, pero sí la hay
indirecta. Se espera que la confianza obtenida conduzca a una opinión
positiva y favorable que predisponga a adquirir los productos o a apoyar
las iniciativas de quien realiza la actividad promocional; 3ª, está
dirigida a una multitud de públicos heterogéneos; 4ª, la comunicación
no es repetitiva. Así como la repetición es una característica de la
publicidad, en las relaciones públicas actúa de forma negativa; 5ª, el
mensaje es más sutil que el de la publicidad o el de la venta personal; 6ª,
el mensaje es más creíble que el de las restantes herramientas
utilizadas en las Estrategias de Comunicación Comercial de la empresa. 2.
LA
ESPONSORIZACIÓN COMO FORMA DE PROMOCIÓN EMPRESARIAL En el tratamiento de este punto parece oportuno
comenzar aludiendo a los principales argumentos que suelen esgrimirse en
contra de la consideración de la esponsorización como forma de promoción
empresarial; argumentos que, según GILLIES[6],
pueden sintetizarse en los siguientes: a.
El
temor que la fuerza de trabajo reaccione en contra. Los elevados
presupuestos que requieren estos mecanismos pueden no ser comprendidos por
los trabajadores, sobre todo en situaciones en las que la empresa se ve
amenazada por la posibilidad de cierre de alguna de sus factorías. Este
argumento es rebatido por la autora citada señalando lo irreal que
resulta en la práctica la oposición de la fuerza de trabajo a los gastos
realizados por las empresas en campañas de televisión. b.
La
creencia que si se asume por la empresa la esponsorización de alguna
actividad quedará sometida a una avalancha de peticiones, creencia que
puede ser fundada pero que choca con los criterios de planificación y
gestión que rigen la moderna vida empresarial. La política corporativa
de la compañía en estos temas puede alejar, sin duda alguna, este
inconveniente. c.
La
creencia de los directivos que estas técnicas no tienen valor alguno. A
ello objeta GILLIES preguntando si realmente está explicado lo que es la
esponsorización. Si el presidente de la compañía no distingue la
“esponsorización” de la donación, la dificultad es importante. Fácilmente
se ve que el remedio a la situación se encuentra en una información bien
dirigida. d.
A
veces se invocan dificultades legales, tales como el hecho que la ley no
permite promover tal o cual producto (por ejemplo, el alcohol). Pero es en
estos casos donde, a veces, la esponsorización se revela de gran utilidad
empresarial. De hecho, como han puesto de relieve SAHNOUN y DOURY[7],
en sectores industriales cuya publicidad está reglamentada es frecuente
la utilización de operaciones de esponsorización en tanto que con ellas,
en ocasiones, la empresa puede esquivar la ley y anunciarse. En fin, como se ha visto, los argumentos
utilizados en contra de la esponsorización, como forma de promoción
empresarial, no son convincentes. La práctica demuestra el rendimiento
que las empresas obtienen empleando esta técnica de promoción. Pues bien, frente a la posición adversa a la
concepción de la esponsorización como una forma de promoción
empresarial se alza la fuerza de la realidad, que revela la viveza y
progresiva difusión del recurso a la esponsorización como instrumento de
promoción empresarial. ROCA[8]
se ha referido a los factores que han incidido en su rápido desarrollo y,
entre ellos, destaca el cambio de las políticas gubernamentales, cuyas
restricciones a la publicidad sobre tabaco y alcohol han llevado a las
empresas a la búsqueda de nuevos medios de hacerse presentes; el aumento
significativo de los costes de publicidad; el creciente interés de los
gobiernos en promocionar el deporte para aprovechar su imagen con fines
electorales o institucionales; el auge creciente de la llamada “promoción
de la imagen de la empresa” (“Corporate Image”); el imparable
desarrollo de la importancia del papel social que la empresa puede o debe
jugar en el país; el alcance que el patrocinio logra merced a los medios
de comunicación y, por último, el aumento del tiempo de ocio -en
parecidos términos se expresa SLEIGHT[9]-.
Por su parte, José Antonio GÓMEZ SEGADE ha puesto de manifiesto la
influencia que ha tenido el desarrollo de la esponsorización en el cambio
de actitud en relación con la comercialización de los derechos de la
personalidad, en concreto, del derecho al nombre y a la propia imagen; si
en épocas pasadas se consideraba deshonroso que alguien permitiese la
utilización de su nombre o imagen como reclamo para la adquisición de
productos o servicios, hoy, por el contrario, se admite con naturalidad la
posibilidad de su cesión a efectos publicitarios. En fin, como ha destacado BELLO[10],
los medios clásicos de comunicación en algunos casos son insuficientes
para transmitir determinadas imágenes y, en otros, han quedado
inoperantes debido a diversos factores, tales como los elevados costes, el
grado de saturación, las restricciones de los espacios publicitarios
televisivos, etc. En este marco crece la esponsorización como nueva forma
de comunicación que ha sido denominada por CEGARRA[11]
“comunicación por la acción”. BELLO pone de relieve la atadura recíproca
que la inclusión en la empresa de esta nueva forma de comunicarse produce
entre mercado, producto y empresa, introduciéndose un nuevo elemento en
esta unión: el evento o acontecimiento. Este engarce trae como
consecuencia una interrelación con los elementos ya citados dando a la
comunicación su propia personalidad y sus propios valores. Llegados a este punto, hay que preguntarse si la
esponsorización constituye una forma autónoma y diferenciada de promoción
empresarial, o si, por el contrario, hay que integrarla dentro de alguna
de las modalidades de promoción más arriba examinadas. Pues bien,
conforme a una corriente doctrinal predominante parece que la
esponsorización no representa por sí mismo una forma sustantiva e
independiente de promoción, sino que la misma se manifiesta como una
forma subsumible dentro de las relaciones públicas. En efecto, a través
de la esponsorización, el espónsor busca crear y afirmar una imagen
favorable, ya de su empresa, ya de sus productos, en el público al que se
dirige, que lo predisponga a adquirir sus productos o a apoyar su
organización 3.
LOS
MOTIVOS DE ELECCIÓN DE LA ESPONSORIZACIÓN COMO MEDIO DE PROMOCIÓN
EMPRESARIAL La selección de los medios de promoción
empresarial en función de las finalidades a conseguir es una tarea
prioritaria de la empresa. De ahí que un análisis de los medios a
utilizar sea fundamental para que las necesidades de comunicación de la
empresa se reflejen en los resultados. La esponsorización ofrece al
anunciante, al igual que los demás medios de comunicación empresarial,
la posibilidad de llegar a un público determinado. Pero esta posibilidad
exige un análisis más detallado. Se han apuntado dos tipos
de criterios para seleccionar los medios de comunicación empresarial:
criterios cuantitativos y criterios cualitativos, éste es el criterio de
clasificación que sigue, entre otros, PIQUET[12].
Veamos algunos de estos criterios posibles, haciendo especial referencia a
lo que la esponsorización puede aportar. a)
La
selección de los medios de comunicación y la distribución La animación de los
puntos de venta y la mejora de las relaciones de la empresa con sus socios
comerciales es uno de los criterios posibles que las empresas tienen en
sus puntos de mira para definirse a favor de la concreta técnica de
promoción consistente en la esponsorización. Evidentemente, hay cierto
tipo de eventos que se ajustan perfectamente a este tipo de objetivo. Si
pensamos en la esponsorización de una carrera automovilística de Fórmula
1, es fácil ver cómo el evento es ideal para que los anunciantes inviten
a los proveedores a fin que éstos mejoren las relaciones con sus
clientes. Ahora bien, para que la esponsorización pueda ser un
instrumento eficaz de animación de la red de distribución deben tomarse
en cuenta todos los parámetros evaluándolos correctamente. De ahí la
conveniencia que el acontecimiento pueda tener lugar en varios puntos del
territorio y que el anunciante esté en posición de explotar el
acontecimiento para atender las demandas. b)
La
selección de los medios de comunicación y la audiencia “objetivo” En
términos de comunicación suele distinguirse entre audiencia directa y
audiencia indirecta. El primer término hace referencia al número de
personas presentes físicamente en el lugar del acontecimiento, mientras
que el segundo alude al número de individuos que han oído hablar del
acontecimiento, que lo han visto en la pantalla de televisión o leído en
periódicos o revistas, o escuchado en la radio. Ciertamente, no todos los
eventos tienen la misma audiencia y, por otra parte, la elección del tipo
de acontecimiento influirá en esta materia. Debe señalarse, de otra
parte, la importancia que para las empresas tiene el análisis de la
audiencia y de la actividad que va a servir de medio de comunicación, sin
que se pueda desconocer que numerosos fracasos de la esponsorización se
deben a una inadecuación entre el público objetivo y el medio de
comunicación elegido para alcanzarlo. c)
La
selección de los medios de comunicación y la disponibilidad
presupuestaria SZYBOWICZ
y MAGISTRALI[13]
señalan que el patrocinio como técnica de comunicación requiere sumas
cuyos importes son casi siempre inferiores a los de la publicidad clásica.
Esta afirmación no significa, sin embargo, que no deba tenerse en cuenta
de modo minucioso esta materia, pues es frecuente que las malas
previsiones sobre el coste deparen el fracaso del acontecimiento. La
generalidad de los autores[14]
distinguen en el presupuesto dos partes: el presupuesto de participación
o competición y el presupuesto de puesta en valor de la campaña, y
recomiendan una planificación cuidadosa. Debe
destacarse que, sobre todo en el ámbito deportivo, los costes anuales
tienden a aumentar pues, muchas veces, para asegurar el éxito, deben
invertirse grandes sumas de dinero en tecnología (piénsese, por ejemplo,
en la Fórmula 1 o en los deportes náuticos). En relación con esto, ROCA[15]
ha afirmado que, dada la naturaleza comercial de la operación, el
“patrocinio se carga al presupuesto de publicidad y no al de buenas
obras”
d)
La
selección de los medios de comunicación y el tipo de producto
comercializado Como ya ha quedado
expuesto, la selección de la actividad deportiva o cultural tiene un vínculo
directo con el producto o servicio comercializado. Evidentemente, no todos
los eventos transmiten la misma imagen y son adecuados para un determinado
producto. Esto se ve claramente en el campo del deporte, donde cada uno de
ellos es elegido como objeto de esponsorización en función de lo que se
quiere vender. Así, y a título de
ejemplo, el tenis es un medio de comunicación visual muy adecuado para
los fabricantes de ropa deportiva, y lo mismo cabe decir del deporte del
motor –piénsese en la Fórmula 1 con relación a la venta de coches-,
ya que los grandes constructores de coches (Renault, Ferrari, etc.)
persiguen ganar los grandes premios para mostrar al público la eficacia
de su tecnología. El mecanismo es aparentemente sencillo ya que al ganar,
o simplemente quedar bien clasificado en la competición, la imagen tecnológica
de la alta competición se extiende a los restantes productos de los
constructores; este tipo de esponsorización, cuya presencia en mostrar
los productos "en plena acción", lo denomina SAHNOUN y DOURY[16]
"patrocinio de credibilidad", en tanto que persigue generar
confianza en el posible destinatario del producto. e)
La
selección de los medios de comunicación y la naturaleza del mensaje No
todos los medios presentan las mismas características a la hora de la
transmisión de los mensajes. Esta afirmación, válida para los medios clásicos
(la radio, por ejemplo, se elige en razón de su carácter puntual,
pudiendo la empresa anunciarse rápidamente), también es aplicable a la
esponsorización en sus variadas formas. Del mismo modo que el cine, por
poner otro ejemplo, es el medio adecuado para transmitir a lo
destinatarios potenciales de las marcas un mensaje de ensueño o
imaginario asociado con determinados productos (cosméticos, perfumes,
etc.), los medios de comunicación que se sirven del deporte o la cultura
presentan características cualitativas que le son propias; en este
sentido, se ha afirmado que las actividades culturales como objeto de
esponsorización se prestan mejor para llegar a niveles más altos de
"target" a medio o largo plazo, mientras que las
esponsorizaciones deportivas consiguen una rápida difusión gracias a la
instantaneidad y a las grandes audiencias de la televisión. De
conformidad con este planteamiento, JUAN DE ANDRÉS[17]
sitúa los patrocinios culturales muy cerca de las relaciones públicas y
de la publicidad corporativa, y los patrocinios deportivos muy cerca de la
promoción de venta. Es claro que no todos los deportes transmiten la
misma imagen agresiva o con imagen estética, y lo mismo cabe decir de las
artes. Así, mientras la música clásica tiene una dimensión
internacional que trasciende lenguas y culturas y tiene un amplio
espectro, otro tipo de música puede incidir en un público determinado.
Por otro lado, algunas artes, como la fotografía, pueden expresar sus
mensajes a través de una doble faceta: la faceta artística y la científica.
En todo caso, debe imponerse un análisis en la selección. 4.
LA
ESPONSORIZACIÓN Y LOS MENSAJES DE LA COMUNICACIÓN EMPRESARIAL En el campo de la
comunicación empresarial, se distingue entre mensajes de índole
comercial, mensajes de carácter neutro y mensajes de tipo interpersonal. En cuanto a los mensajes
de índole comercial, es de señalar que el gran número de
mensajes a que los consumidores se ven expuestos produce un efecto de
saturación, con la consecuencia inevitable que la credibilidad de los
mismos es muy limitada. El consumidor, frente a este tipo de comunicación,
se muestra desconfiado por creer que es objeto de manipulación. Según
estudios recientes, el comprador de un supermercado se ve bombardeado con
6000 anuncios aproximadamente[18].
Los creadores publicitarios, conscientes de esta situación, tratan de
construir sus mensajes a partir del sentimiento de confianza, utilizando
para ello, bien la imagen de consumidores medios (frecuentemente mujeres)
o de estrellas del espectáculo. Sin embargo, con frecuencia, el mensaje
no llega al público porque la imagen que se ofrece resulta ser un
estereotipo. Así, cuando se utiliza la imagen de la mujer sucede que los
profesionales de la publicidad la relacionan con papeles tradicionales
(esposa, madre); y, cuando se trata de estrellas del espectáculo, el
mensaje no es asimilado porque los destinatarios del anuncio no tienen los
mismos valores o no se sienten identificados con las estrellas que
recomiendan los productos de la empresa. Frente
a ello, la esponsorización se revela como algo auténtico y fiable. Se
enmarca en un acontecimiento real con personajes reales y el mensaje se
torna entonces creíble. Si se esponsoriza, por ejemplo, el intento de
batir un récord del mundo, el público lo vive como algo real, entre
otras cosas porque nadie sabe a ciencia cierta si el récord va a ser
batido. Con los mensajes de
tipo neutro se alude a aquellas informaciones que proceden de
organizaciones que no tienen interés directo en las ventas de productos.
Piénsese en revistas de consumidores, publicaciones informativas del
Estado, etc. Este tipo de comunicaciones permite al destinatario
confrontar y comparar informes, más o menos imparciales, sobre los
productos que pretende comprar. El carácter de esta información
normalmente de índole técnica y dirigida a un consumidor conocedor y
preparado, no presenta puntos en común con la esponsorización, ya que,
en ésta, el mensaje se dirige a todo el mundo, a todos los que se
interesan en el acontecimiento. Por último, son de tipo
interpersonal aquellos mensajes que provienen de individuos. Este tipo
de fuente de información, de carácter personal, es más eficaz debido a
su carácter inmediato y directo. Su carácter específico, apuntando a un
público determinado, conduce mucho más al acto de comprar que los
mensajes de los grandes medios de comunicación. Estos últimos, al
apuntar a un número más amplio de personas, pierden eficacia. Pues bien, no cabe duda
que la esponsorización de empresa se enmarca, en gran medida, dentro de
los mensajes de carácter interpersonal. Hay una conexión individual en
el mensaje. Las personas que participan en el espectáculo se identifican
con el artista o con el deportista que hace la proeza. Puede decirse que
la esponsorización dirige a su audiencia hacia intereses y actividades
con un estilo de vida concreto, se acerca a su audiencia a través de
actividades en las que están personalmente interesados. No cabe duda que
la publicidad clásica hace también esto en el sentido que los
compradores de los medios reservan espacios dentro de los programas de
televisión y de revistas que predisponen a la audiencia en un programa
puntero hacia un producto determinado. A propósito de la diferencia
existente, SLEIGHT[19]
sostiene que la esponsorización no intenta, generalmente, dar un mensaje
de ventas directo sino que trata de difundir un haz de mensajes y lo
quiere hacer de una manera sutil. Una de las grandes
ventajas de la esponsorización, que le asegura un lugar dentro del
arsenal de mercado, es su capacidad para actuar como tema incorporado
tanto a la publicidad, a las relaciones públicas y a las promociones de
ventas. De esta manera se produce un efecto combinado más poderoso que el
que se pudiera alcanzar con una campaña individual. La esponsorización
consigue sus objetivos porque satisface uno de los fines perseguidos por
los medios de comunicación: consigue que una audiencia particular sea
objeto de un conjunto particular de mensajes. Así, determinados por una
empresa los perfiles de las audiencias que desean alcanzar, estas
audiencias pueden ser investigadas para descubrir qué actividades de
recreo pueden tener en común. Logrado esto, la esponsorización se
utiliza para contactar con audiencias específicas de manera poco
comercial, esto es, en un entorno social y relajado. 5.
PECULIARIDADES
DE LOS MENSAJES DE LA ESPONSORIZACIÓN RESPECTO DE LOS DE LA PUBLICIDAD VERDE[20]
ha sintetizado las diferencias entre la publicidad y los mensajes
derivados de la esponsorización. En efecto, la publicidad supone un
mensaje directo y de duración breve, mientras que en la esponsorización
el mensaje se articula de un modo indirecto, con una duración mayor en el
tiempo. Esta particularidad del mensaje esponsorizado fue puesta de
relieve también por GATTI[21],
quien señala que el control por parte de la empresa es superior en la
publicidad que en los mensajes esponsorizados. Bien se ve que en la
primera, la empresa o su agencia de publicidad pueden preparar los
anuncios televisivos, existiendo pocas probabilidades de error. PORRAS[22]
ha destacado el control que la empresa ejerce sobre su publicidad
afirmando, de modo muy gráfico, que en ella la empresa decide "cuándo",
"cómo", "por qué" y "para qué" se emite.
Por el contrario, en la esponsorización existen elementos extraños a la
empresa y a la agencia encargada del evento que pueden suponer el fracaso
total del mensaje que quiere transmitir (por ejemplo: la empresa depende
de la habilidad del camarógrafo que puede estar empeñado en no filmar la
valla publicitaria correcta; el protagonista del evento puede caer
enfermo, etc.). Ciertamente, como dice
GATTI[23],
esta limitación se ve compensada por la posibilidad que el público, en
el patrocinio publicitario, participe más emotivamente, con más
espontaneidad, contribuyendo a la eficacia de la recepción del mensaje.
Además, no se puede desconocer el hecho que en la publicidad el público
puede, voluntariamente, eliminar el mensaje (por ejemplo, pasando rápidamente
la página de publicidad) mientras que en la esponsorización este riesgo
no existe, pues si el destinatario del mensaje actúa así, él mismo se
priva del deporte o acontecimiento que le interesa. Por otra parte, debe
resaltarse el amplio nivel de dispersión del mensaje en la primera de las
categorías citadas, ya que en ella se apunta a un amplio espectro de
destinatarios. Por el contrario, en la esponsorización estamos ante un
medio selectivo. Es suficiente elegir con cuidado la actividad o evento
que se quiere esponsorizar para reducir drásticamente la cuota de
dispersión. Por último con relación a este punto, sobre las diferencias
entre ambas figuras, destacamos cómo en la esponsorización el mensaje se
introduce o se pretende introducir, de una forma neutra, sutil, mientras
que en la otra categoría la influencia negativa del mensaje en los
espectadores es mucho más acusada (piénsese, por ejemplo, en la reacción
de cierto sector del público a la introducción de cortes para anuncios
en las películas). Puede decirse, en fin, que
la esponsorización es un mecanismo de comunicación global que puede
usarse con las demás técnicas de una manera interrelacionada. Debe
destacarse, en este punto, como lo señala SLEIGHT[24],
el carácter flexible de la figura, que puede ser utilizada para una
amplia gama de fines tales como conocimiento del nombre, refuerzo de
imagen, exposición de medios, desarrollo de nuevos mercados, acceso a los
que toman las decisiones, motivación y comunicación con la mano de obra,
muestreo, relaciones comunitarias, etc. Esta amplitud de miras no
significa que la esponsorización tenga que operar aislado de los otros
medios de comunicación sino que las actividades de esponsorización
pueden ser más fructíferas cuando se usa la publicidad, la promoción de
ventas y las técnicas de relaciones públicas para articular una
comunicación total alrededor del tema de la esponsorización[25]. 6.
OBJETIVOS
DE LA ESPONSORIZACIÓN a)
Del
Espónsor ROCA[26]
clasifica los objetivos del patrocinador (o espónsor) en objetivos
generales, objetivos relacionados con el producto, objetivos de venta y
objetivos de cobertura por los medios. He aquí el cuadro
clasificatorio de los objetivos de la esponsorización según este autor:
CLASIFICACIÓN
DE LOS OBJETIVOS DEL PATROCINIO PUBLICITARIO*
JUAN DE ANDRÉS[27],
por su parte, distingue entre objetivos importantes de la campaña y
objetivos generales. Dentro de los primeros se encuentran el conocimiento
del producto, la notoriedad, la imagen de marca y posicionamiento; sobre
la imagen de marca, debe recordarse aquí la importante función
publicitaria que la marca cumple en el marketing moderno como ha destacado
AREÁN[28],
cuando señala que aquélla ha dejado de desempeñar el papel de simple
indicadora de la procedencia empresarial, para ser también signo
acreditativo de la calidad de los productos y servicios y un recurso
publicitario de gran efectividad. PORRAS[29],
de modo similar, distingue entre objetivos de marketing y objetivos de
comunicación corporativa; dentro de los primeros incluye los objetivos
ligados a la imagen de marca de los productos y servicios, y dentro de los
objetivos de comunicación corporativa sitúa los dirigidos a la obtención
de notoriedad y los orientados a lograr una imagen corporativa definida y
eficaz. De todos estos objetivos
interesa ver aquí los relativos a la consecución de notoriedad y a los
de mejora de imagen, ya sea del producto o de la empresa. a.
La
notoriedad alude a la facilidad con que viene a la memoria del público la
idea o juicio sobre la marca o nombre del espónsor; al referirse a ella
es conveniente tener en cuenta, a decir de ROCA[30],
la distinción entre notoriedad espontánea y notoriedad asistida. La
primera se refiere al dato del recuerdo del producto por los consumidores
entrevistados sin haber sido ayudados a recordarlo, mientras que en la
segunda se ayuda a los consumidores a recordar el nombre formulando la
pregunta citando al espónsor. La esponsorización de notoriedad tiene por
objetivo, fundamentalmente, dar a conocer el nombre de un producto o una
empresa a un público dado, de modo que el mayor número de clientes
potenciales lo tengan en su pensamiento. Para ello es imprescindible una
fuerte presencia publicitaria del espónsor y una atención por parte de
los medios de comunicación que multiplique la audiencia del
acontecimiento. Muchas veces, las empresas que esponsorizan buscan
exclusivamente conseguir notoriedad; tal sucede sobre todo con los
fabricantes de productos cuya publicidad está restringida (ejemplo,
tabaco, alcoholes) y que deben acudir a fórmulas de esponsorización
simplemente para que su presencia en el mercado no se olvide. b.
La
imagen se conecta, según ROCA[31],
con la idea que los consumidores tienen de la empresa: cómo la ven, qué
opinan, cómo la definen, etc. GILLIES[32],
sintetiza las funciones que debe desempeñar la imagen en las siguientes:
definir y transmitir la cultura y la estrategia corporativas; integrar las
comunicaciones y mensajes de la empresa buscando la participación del
equipo humano; buscar la mejora de actividades y rendimiento del cuadro
directivo; transmitir notoriedad y prestigio; optimizar las posibilidades
y el potencial comercial; preparar el mercado para lanzar nuevos productos
o servicios, facilitando el relanzamiento de las ventas; conseguir una
actitud favorable en el mercado de capitales, y repasar el rendimiento de
la publicidad. En este orden de cosas, la
imagen de la empresa se manifiesta no como un concepto abstracto, sino que
representa una parte importante de la vida y la eficiencia de una
organización. Viene a ser la materialización de la estrategia y cultura
de empresa, simbolizando así la razón de ser, el posicionamiento de la
misma con respecto a su competencia en el mercado y sus valores
diferenciadores[33].
Estos tres parámetros están interrelacionados[34].
Así, para lograr un incremento de la notoriedad, se exige previamente un
conocimiento; si se ha conseguido éste, ya sea a través de la publicidad
convencional, o bien porque la audiencia y el acontecimiento son locales y
por ello conocidos, entonces será posible aumentar la duración del
recuerdo. El espónsor puede recurrir, para fijar este recuerdo, a
incrementar el volumen de anuncios, haciéndolos más frecuentes y
numerosos. ROCA[35]
agrega, la publicidad estática, señalando que es un buen recurso para
lograr esta fijación pero no el único, pues la esponsorización de
acciones creativas orientadas a la espectacularidad presenta también muy
buenos resultados. En este tipo de acciones se da más fuerza a la
comunicación para que quede retenida en el subconsciente del espectador.
b)
Del
Esponsorizado El objetivo fundamental perseguido por el esponsorizado es
el desarrollo de la actividad esponsorizada; para que pueda realizarla con
expectativas de continuación en el futuro, deberá esforzarse en mantener
una relación de armonía con el espónsor. En este sentido, siguiendo a
BAGEHOT y NUTALL[36],
pueden sistematizarse los objetivos del esponsorizado en vistas a la
consecución de unas buenas relaciones con aquél del siguiente modo: a.
Trata de conseguir que el espónsor tenga una buena imagen
y categoría para proyectar adecuadamente el acontecimiento; b.
Busca la comprobación de la capacidad financiera del espónsor;
este debe ser consciente de todo el coste potencial del acontecimiento
para evitar que una mala previsión en cuanto a coste arruine el evento; c.
El esponsorizado procura verificar la compatibilidad del
espónsor respecto al contexto del acontecimiento; este aspecto debe
cuidarse en extremo, pues de lo contrario pueden producirse efectos
indeseados; en efecto, si no hay adecuación del espónsor con el
proyecto, la publicidad podría parecer cínica y producir, en
consecuencia, efectos negativos; tal podría ocurrir, por ejemplo, si una
empresa productora de tabaco financiase investigaciones relacionadas con
las enfermedades del pulmón; y, d.
Debe también comprobar la seriedad del acuerdo financiero
firmado por las partes, especialmente en aquellos casos en los que se
pretende una esponsorización a largo plazo; el cambio frecuente de espónsor
debido a dificultades financieras no es favorable para la imagen del
acontecimiento, pues se transmitiría indudablemente la idea de
desorganización directiva. En aquellos casos en que el nombre del
acontecimiento va asociado al nombre del producto esponsorizado se
favorecerían además enormes confusiones en el consumidor. 7.
EVALUACIÓN
Y MEDICIÓN DE LA EFICIENCIA DE LA ESPONSORIZACIÓN El tratamiento de las
cuestiones de evaluación y medición es una de las partes más
importantes en el establecimiento de una política de esponsorización. La
evaluación, a decir de SLEIGHT[37],
cubre dos aspectos. El primero de ellos supone la observación de las
expectativas de la esponsorización, dedicando una especial atención a la
parte de la esponsorización que se quiere llevar a la estrategia global
de comunicación, qué audiencia se espera influir y con qué tipo de
mensajes. El segundo aspecto hace referencia a la evaluación crítica de
todas y cada una de las oportunidades de esponsorización. La medición se refiere a
la investigación que se usa para suministrar información acerca del éxito
o fracaso de los proyectos elegidos. Esta forma en que se mide el éxito
dependerá de los criterios que se establezcan durante la evaluación. La doctrina italiana,
encabezada por VERDE[38],
ha puesto de relieve las diferencias que presenta la publicidad clásica y
la esponsorización en cuanto a la valoración y medición. Así se ha señalado
cómo en el segundo, a diferencia de la publicidad, los costes no son
ciertos, pues normalmente este tipo de operaciones de esponsorización se
presentan acompañados de una serie de acciones paralelas, tales como
publicidad de apoyo, contratación de técnicos, que hacen muy difícil
una previsión en cuando a costes. VERDE, por su parte, señala
que la eficiencia de la publicidad clásica es medible a través de
ciertos métodos de investigación, mientras que en la esponsorización no
se pueden llegar a conocer los resultados de la misma manera. Por el
contrario, BELLO[39]
opina que esta nueva forma de comunicación es medible de la misma forma y
con los mismos criterios que la comunicación clásica, esto es, a través
de índices de cobertura, evaluando la audiencia útil, etc., apuntando
seguidamente algunas dificultades en la evaluación derivadas de la
cuantificación de la propia audiencia y del modo de valorar los
beneficios positivos o negativos que la asociación de la imagen de
empresa o marca con el evento pueda provocar. Otra importante diferencia
de la esponsorización con la publicidad es la que atañe al abandono de
la campaña cuando ésta se ha planificado mal o es equivocada. En la
publicidad, si la campaña resulta equivocada (supuesto posible a la vista
del “alea” que interviene en estas operaciones), el abandono de la
misma es rápido y no produce secuelas importantes. Por el contrario,
VERDE[40]
señala que en las operaciones de esponsorización, la larga duración de
la asociación evento-esponsorización determina que una esponsorización
equivocada puede distorsionar la imagen de la empresa de tal modo que
luego no puede ser corregida fácilmente. Es claro, además, que en toda
esta materia se implica la distinción esponsorización-mecenazgo pues,
como ha señalado MOUSSERON[41]
la empresa que recurre a la esponsorización trata de establecer una
relación más o menos directa con el producto, mientras que cuando se
recurre al mecenazgo se la quiere dotar de una cierta personalidad o
imagen o bien se quiere modificar una ya existente. En su momento se
utilizaron determinados indicadores para medir la eficacia de la
esponsorización, tales como: la asociación del espónsor con el tipo de
actividad (carreras, vela, fútbol, etc.); cambios de notoriedad, tanto a
nivel de empresa como de producto; memorización del nombre de los
esponsores; asociación del espónsor con el evento, y cambios de imagen,
atendiendo a productos específicos. Algunos autores han puesto
de manifiesto cómo se ha tratado de establecer una diferencia entre
ciertos tipos de esponsorización (como el “endorsement”
americano) (patrocinio americano) y lo que la doctrina anglosajona ha
llamado “sponsorship”, afirmando que los objetivos del “endorsement”
son esencialmente de carácter cuantitativo pues se centran en la
notoriedad de la marca, mientras que los objetivos del segundo, al que se
ha llamado patrocinio creativo, presentan una diferencia cualitativa que
apunta a la imagen institucional de la empresa, lo que conduce, en este
caso, a una cierta dificultad en la evaluación y medición de los
resultados[42]. Debe destacarse que la
valoración de estas formas de comunicación depende en gran medida de la
estrategia de la empresa que las utiliza. Esto puede verse claramente si
nos referimos a la clasificación de las posibles maneras de espónsor,
atendiendo a la existencia o no del evento. En efecto, una primera forma
alude a un acontecimiento ya existente que se impone al espónsor. La
segunda alude a la creación de un acontecimiento, lo que requiere en el
espónsor la unión de todos los elementos que se necesitan para crearlo.
Estas dos formas de comunicación tienen características diferentes y
llevan al espónsor a obligaciones diferentes y a expectativas diferentes. En el primer modo, el espónsor
está limitado en su libertad de organización, pues el acontecimiento ya
existe, quedando sometido a obligaciones relativas a calendario, público,
etc. Si, por el contrario, él crea el acontecimiento, gozará de mayor
libertad y flexibilidad teniendo un mayor dominio y control de las
repercusiones. Frente a estas ventajas, también existen inconvenientes
como la posible ausencia de credibilidad. El espónsor que elabore a su
medida el acontecimiento tiene, al principio, el gran riesgo de encontrar
sólo duda y escepticismo por parte del público y periodistas.
Efectivamente, en los primeros tiempos, las nuevas manifestaciones no
suelen tener una cobertura amplia en términos de publicidad. En estos
casos en los que el evento ya existe, los plazos para alcanzar la
notoriedad deseada se acortan, mientras que cuando el acontecimiento se
organiza ad hoc se necesitan en promedio varios años para obtener
resultados comerciales apreciables. En el primer caso, a veces bastan seis
meses para ello. A juicio de PIQUET[43],
la creación del evento se revelará a largo plazo como mucho más eficaz,
pues permitirá lograr los mismos objetivos conservando la empresa el
control de la operación, su gestión, su organización, su explotación y
sus repercusiones. Según BELLO[44],
para la medición de la eficiencia de la esponsorización se tendrán en
cuenta los siguientes parámetros: 1º. El volumen de la comunicación que
se transmite a cambio de nuestra inversión (verificando como es natural,
que se comunica en el sentido previamente definido), y 2º. La evaluación
mediante sondeo de conocimiento, notoriedad, del número de espectadores,
imagen de la compañía, marca, etc. Puede decirse que la
evaluación de los resultados por parte del espónsor no puede
contemplarse bajo el prisma de un modelo único. Tiene que ser la empresa
misma la que deberá elaborar un modo de análisis propio con arreglo a su
propia fisonomía e identidad, sin que se puedan dejar de lado factores
tales como el estilo y los procedimientos de gestión, la cultura de la
empresa, etc.
NOTAS:
[1]
SANTESMASES, Miguel. Marketing: conceptos y
estrategias. 2ª ed., Madrid, Pirámide, 1992, p. 532. [2]
KOTLER, Philip. Dirección de marketing: análisis,
planificación, gestión y control. 7ª ed., New York, Prentice-Hall, 1995, p.
720. [3]
Sobre esta materia Véase el documentado estudio de
FRAIZ BREA y VARELA GONZÁLEZ, José Antonio. La promoción de
ventas. Santiago, Tórculo, 1990. [4]
Sobre esta importante herramienta de marketing. Véase KOTLER.
op. cit., p. 731. [5]
SANTESMASES. op. cit., pp. 624 ss. [6]
GILLIES.
op. cit., pp. 24 ss. [7]
SAHNOUN, Pierre y DOURY, Nathalie. Cómo buscar un
sponsor. Madrid, Maeva, 1990, p. 18. [8]
ROCA, Quim. Sponsorship: la publicidad espectáculo.
2ª ed., Barcelona, Distribución Consulting, 1987, p. 144. [9]
SLEIGHT. op. cit., pp. 9-10. [10]
BELLO,
Laurentino. Esponsorización y mecenazgo en la estrategia de
comunicación empresarial. Economía Industrial, (267),
Mayo-Junio, 1989, p. 138. [11]
CEGARRA,
J.J. Sponsorisme et mécénat ou la communication. Direction
et Gestion (2), 1986, pp. 59 ss. [12]
PIQUET.
op. cit., pp. 29 ss. [13]
SZYBOWICZ
y MAGISTRALI. op. cit., p. 113; [14]
Entre
ellos, GILLIES. op. cit., pp. 121 ss., y PIQUET. op. cit., pp. 171 ss. [15]
ROCA.
op. cit., p. 10. [16]
SAHNOUN
y DOURY. op. cit., p. 21. [17]
JUAN DE
ANDRÉS. op. cit., p. 184. [18]
Para un estudio general de lo que se conoce con el nombre
de investigación publicitaria. Véase KINNER, Thomas C. y
TAYLOR, James R. Investigación de mercados: un enfoque aplicado.
4ª ed., Santafé de Bogotá, McGraw-Hill, 1993, pp. 714 ss. [19]
SLEIGHT.
op. cit., p. 39. [20]
VERDE, Camillo. Il contratto di sponsorizzazione.
Napoli, ESI, 1989, p. 33. [21]
GATTI, Serafino. Sponsorizzazione e pubblicità
sponsorizzata. Rivista del diritto commerciale e del diritto
generale delle obbli, fasc. 5-8 (agosto), pt. 1, 1985, p. 149. [22]
PORRAS, Charo. Patrocinio: una técnica versátil para
la proyección social de las empresas. Villaviciosa de Odón
(Madrid), Universidad Europea-CEES, 1995, p. 45. [23]
GATTI.
op. cit., p. 149. [24]
SLEIGHT.
op. cit., p. 42. [25]
Sobre la coordinación del patrocinio con otras ramas de
la comunicación integral, Véase JUAN DE ANDRÉS. op. cit.,
pp. 182 ss. [26]
ROCA. op. cit., p. 136. *
Este cuadro está tomado de la obra de ROCA. Sponsorship: La
publicidad espectáculo.
[27]
JUAN DE ANDRÉS. op. cit., pp. 52 ss. [28]
AREAN LALÍN, Manuel. El cambio de forma de la marca. Santiago
de Compostela, Universidad Santiago de Compostela, 1982, pp. 17 ss. [29]
PORRAS. op. cit., p. 26. [30]
ROCA. op. cit., p. 19. [31]
Ibid., p. 25. [32]
GILLIES.
op. cit., p. 121. [33]
Para una visión de conjunto de lo que el patrocinio puede
aportar en el cambio de imagen corporativa de la empresa, Véase JUAN
DE ANDRÉS. op. cit., pp. 78 ss. [34]
CORREDOIRA Y ALFONSO. op. cit., p. 58. [35]
ROCA. op. cit., p. 19. [36]
BAGEHOT
& NUTTALL. op. cit., pp. 6 ss. [37]
SLEIGHT.
op. cit., pp. 59-60. [38]
VERDE.
op. cit., p. 36. [39]
BELLO.
op. cit., p. 142. [40]
VERDE.
op. cit., p. 37. [41]
MOUSSERON,
Jean-Marc. Mécénat et sponsoring. Cahiers de Droit de l´Enterprise
(1), 1984, p. 2 [42]
PIQUET.
op. cit., p. 103. [43]
Ibíd, p. 110. [44]
BELLO.
op. cit., p. 145.
(*) Abogado,
“cum laude” por la Universidad Privada Antenor Orrego de Trujillo.
Estudios de Maestría en Derecho Civil Empresarial en la Universidad
Privada Antenor Orrego de Trujillo. Profesor
en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Trujillo. E-mail:
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