Revista Jurídica Cajamarca |
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La cultura hispano árabe en LatinoaméricaBoris Handal (*) |
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Este artículo trata de la influencia de la cultura Hispano-árabe en la cultura Latinoamericana. El artículo intenta describir esta influencia desde un punto de vista del lenguaje, y a través del desarrollo de las humanidades, artes y ciencias como la matemática, astronomía, medicina, navegación, geografía, entre otras. Los ochocientos años de invasión árabe en España y los cuatrocientos años de invasión española en América constituyeron los elementos a través del cual un cuasi-global fenómeno de transculturización tuvo lugar.
Recuerdo
una conversación entre un latino y un árabe en un café de Lima. En
lenguaje coloquial un árabe le decía a un latino que los españoles
eran los hijos espirituales de los árabes y que los latinos eran a su
vez de los españoles. Me planteé desde entonces, y eso hace mucho
tiempo, la hipótesis de que los hispanos parlantes habíamos heredado
como nietos la cultura y la ciencia de los musulmanes de alguna manera y
que quizás la estaríamos viviendo sin darnos cuenta. Los ochocientos años
árabes en España, seguidos inmediatamente de los quinientos años españoles
en América Latina, me sumaban trece siglos de transculturización casi
continua y por supuesto de curiosidad intelectual. De
acuerdo con Shoghi Effendi: "La llamada civilización cristiana de
la cual el Renacimiento es una de sus manifestaciones más
extraordinarias fue esencialmente musulmana en sus cimientos y orígenes.
Cuando Europa medieval estaba sumergida en la mayor barbarie, los árabes
quienes fueron regenerados y transformados por el espíritu liberado por
la religión de Mahoma, estuvieron diligentemente ocupados en establecer
una civilización cuya semejanza sus contemporáneos cristianos en
Europa nunca habían visto antes. A través de ellos, la filosofía,
ciencia y cultura que los antiguos griegos habían desarrollado
encontraron camino a Europa. Los árabes eran los traductores y lingüistas
mas hábiles de su tiempo, y fue gracias a ellos que las escrituras de
tales filósofos bien conocidos como Sócrates, Platón y Aristóteles
fueron puestos a disposición de los del Oeste. Es totalmente injusto
atribuir la florecencia de la cultura europea durante este período del
Renacimiento a la influencia del Cristianismo. Fue principalmente el
producto de las fuerzas liberadas por la Dispensación de Mahoma"1. Durante
mis investigaciones, descubrí por ejemplo que mis amigos de colegio con
nombres Guzmán, La Madrid, Alcázar, Almenara, el cura Medina, mi tía
Emma, y otras tantas personas llevaban nombres islámicos sin saberlo.
Otros como Cáceres, Sevilla y Trujillo, eran el equivalente árabe de
nombres latinos. Que cada vez que el profesor de religión nos advertía
que "en boca cerrada no entran moscas" o que "el ojo del
amo engorda al caballo" no hacía en realidad sino repetir lo que
la moral islámica refraneaba. Que cuando admiraba a la iglesia
cristiana más antigua de mi ciudad natal, en verdad, estaba gustando de
la arquitectura musulmana y que la música de los villancicos navideños
provenía en realidad de tonadas árabes2.
Muchas
supersticiones orientales habían llegado a ser parte de nuestra cultura
latinoamericana, como “algunos antojos de embarazadas, el prevenir a
los niños que jueguen con fuego que se orinarán en la cama; los rabos
de pasa, que comidos, mejoran la memoria;
el mal augurio que se saca de la rotura de espejos; la creencia
de que, cuando una conversación entre varias personas se interrumpe, es
debido al paso de un ángel; el poner una escoba detrás de la puerta
para que marche un inoportuno; el mal agüero del número 13, etc.”3
Nuestra infancia había crecido escuchando las historias árabes de
Aladino, Simbad, Alí Babá y las Mil y Unas Noches. Más creciditos,
tendríamos el ajedrez (originalmente hindú) y los naipes, que eran
juegos muy populares en la España árabe y que fueron traídos por los
conquistadores. El Árabe y el Castellano Alguien
afirmó que cuando hablábamos castellano, en realidad estábamos
hablando árabe sin saberlo. Por favor, querido lector, lea a continuación
el siguiente texto y pregúntese usted mismo, cuánto ha entendido. “El
alfarero alquilaba un bazar en Guadalajara, un almacén azul cerca de la
aduana y del alcalde, con una alacena para el arroz, el aceite, las
aceitunas, alforjas de garbanzos, los alfajores, un fardo de limones y
naranjas, los caramelos, arrobas de azúcar y quintales de café. En un
rincón, junto al almanaque, la alfombra y el tambor, se dibujaba la
azuzena, el alhelí y los lozanos jazmines. El
alguacil de la aldea, un alférez, golpeó adrede a un fulano en la
mazmorra porque el haragán robó los candiles, las aquilatadas alhajas
y los zafiros del sofá del almirante y del anaquel taraceado de marfil.
Ojalá le quiten el dinero. El
alfeñique y el albañil se carcajeaban mezquinamente hasta jadear, y en
jerga, de los zaguanes del arrabal por sus adobes carmesí baratos. El
zutano zapateaba en la azotea sobando su jarro de alcohol”.
¡Felicitaciones!
Usted ya puede hablar árabe. El 95% de los sustantivos, verbos,
adverbios y adjetivos en este texto provienen del árabe. Ya puede estar
pensando en la dimensión de la herencia árabe-islámica dentro de
usted. Más aún, debemos tener en cuenta, que entre otras
contribuciones a la lingüística castellana se encuentra la pronunciación
linguo-dental de la z y el uso de la h aspirada. Resultaba
también que un número de clásicos de la literatura europea se había
inspirado en ideas y temas populares. Entre ellos se consideran a Lope
de Vega, Calderón de la Barca, Cervantes, Quevedo y otros escritores
europeos como Dante, La Fontaine, Andersen y Grimm. Otros
nombres de ciudades y apellidos de procedencia ibérica tienen también
su equivalencia árabe o viceversa como: Bambalunah (Pamplona), Belad
Ulid (Valladolid), Qadis (Cádiz), Malaka (Málaga), Antaquira
(Antequera), Lixbuna (Lisboa), Tulaytulah (Toledo), Sarakosta
(Zaragoza), Jazirat Shuvr (Alcira), Alcoyil (Alcoy), Al-Akant
(Alicante), Al-Basit (Albacete), Al-Qantara (Alcantara), Al-Qa’lah an
Nahr (Alcalá de Henares), Gharnatah (Granada) y Al-Jazirah al-Khadra (Algeciras). Asimismo, los siguientes
nombres de lugares pueden ser contados en esta herencia cultural:
Jabuira (Evora), Corduba (Córduba), Batalyaws (Badajoz), Almunecar,
Al-Mariyah (Almeria), Wadi-Ash (Guadix), Jayyan (Jaén), Salmanica
(Salamanca), Majrit (Madrid), Abula (Ávila), Wadi al-Hijarah
(Guadalajara), Al-Manza (Almansa), Kalat Ayub (Calatayud), Jerunda
(Gerona), Lareda (Lérida), Dyaca (Jaca), Al Kacerwes (Cáceres), entre
muchos otros. Intercambios culturales se dieron también indirectamente
en áreas como la danza, la cocina, etc. For ejemplo, los términos albóndiga
y almíbar, vienen del árabe. Ciencias y Humanidades Nuevos
libros me llevaron a confirmar efectivamente lo que una malintencionada
educación me hacía antes dudar: España fue el trampolín de la
cultura islámica en dos direcciones, una para su oriente europeo y otra
para su occidente americano. Cada cual en magnitud y forma diferente,
pero islámica al final. En
efecto, noventa años después de la muerte de Mahoma, el Islam ya
estaba instalado en España. Permaneció allí por ocho siglos durante
los cuales la península fue el centro de intensa actividad cultural y
científica, la cual trasmitió su espíritu y contenido a las otras
naciones europeas. Como consecuencia de esto el mundo cristiano
experimentó un nuevo fenómeno cultural de repente, acaso inexplicable
para ellos mismo. Lo llamaron el "Renacimiento". El
Renacimiento puede ser descrito como el movimiento de renovación
literario, científico y artístico en que Europa se vio envuelta
durante los siglos XV y XVI sin incluir su posterior influencia, debido
- según se arguyó- a la vuelta a los clásicos. Pero resulta que la
civilización cristiana no nació nunca de los clásicos sino que nació
del Evangelio de Cristo. Y no se puede hablar de un
autoresurgimiento, pues el occidente estaba literalmente
empantanado en sus creencias medievales. La
Europa de ese período y del anterior se enorgullecía desde
barbaridades como haber hecho retractar a Galileo de sus afirmaciones
astronómicas, de considerar a la medicina una práctica obscena y a la
química como una brujería, al estudio de textos extranjeros como
paganismo, a la interpretación personal de la Biblia como cosa del
demonio, al estudio de las ciencias naturales como algo pecaminoso,
etc., hasta la famosa e infame Inquisición tristemente llamada
"santa". Mahoma,
opuestamente a esta actitud ciega, fanática y supersticiosa, había
exclamado en el Corán: “¿Son iguales los que saben a los que no
saben? (39:9); ¿Son iguales las tinieblas a la luz? (13:16). Él había
dicho también: "La tinta del estudiante es más sagrada que la
sangre del mártir"4; "La ciencia es el remedio
para las debilidades de la ignorancia, es un faro reconfortante en las
tinieblas de la injusticia"; "Buscad conocimiento desde la
cuna hasta la tumba"5; "Buscad el conocimiento,
aunque sea en China"6; "Quien deja su hogar en
busca de conocimiento, camina en el sendero de Dios"7.
En el mismo Corán, Él había declarado dos principios científicos que
solamente pudieron ser aceptados por los cristianos después de muchos
siglos: la célula original (22:5) y el movimiento rotatorio de la
tierra (36:38-40). El Islam de
Mahoma había traído una luz para el viejo y lánguido continente y
esta luz lo iluminó. No fue entonces renacimiento, fue un despertar a
un llamado extraño. Gradualmente, inconsciente de donde venía la luz,
las tinieblas fueron abriendo paso al raciocinio y a la razón. Una
nueva y diferente sed de conocimiento fue esparcida por doquier. El Islam fue
una revelación más universal en el sentido que unió a todos los
pueblos bajo su influencia como una única nación en el sentido
cultural, espiritual y jurídico. La tolerancia fue uno de los
principios básicos del orden social creado por Mahoma: “No insultéis
a quienes, prescindiendo de Dios, ruegan. Injuriarían a Dios por
enemistad sin saber. Así hemos adornado sus obras a cada pueblo
(6:108)… Ciertamente, quienes creen, quienes practican el judaísmo,
los cristianos y los sabeos -quienes creen en Dios y en el Último Día
y hacen obras pías, tendrán su recompensa junto a su Señor. No hay
temor por ellos, pues no serán entristecidos” (2:59). Los árabes, a
diferencia de los conquistadores españoles, no impusieron su lengua y
religión en las culturas en que se establecieron. Los
musulmanes se extendían ya entonces por extensos dominio que abarcaban
las culturas de los griegos, sánscritos, romanos, latinos, persas,
etiopes, sirios, mongoles, armenios, bereberes, tibetanos, portugueses,
mandeanos, beduinos, harreanos, hebreos, coptos, egipcios, babilonios,
indonesios, urdúes, malayos, hindúes, chinos y una multitud de
culturas menores. De ellas tomaron todo lo mejor y lo esparcieron por el
mundo. Todo fue traducido al árabe llegando a ser este idioma la lengua
internacional del Islam y a la vez la lengua científica de la época.
Los mozárabes leían mejor en árabe que en latín e inclusive leían
sus libros religiosos -como los Salmos- en árabe. Los llamados mozárabes
de España eran los cristianos que vestían y hablaban como árabes,
pero que conservaban y practicaban su religión libremente. Juan Vernet
en su extraordinario trabajo "La Cultura Hispanoárabe en Oriente y
Occidente" nos explica de embajadas árabes que recorrían el
antiguo oriente con grandes regalos a cambio de manuscritos. De acuerdo
al señor Vernet: Otro
sistema de obtener manuscritos era el obligar a entregarlos como
indemnizaciones de guerra. La anécdota que sigue se localiza en Chipre
o en la propia Bizancio. Resumimos esta última, más amplia, en que
al-Ma’mūn, victorioso, pide, que se le paguen los gastos de
guerra con libros, de modo parecido a como mil años después el marroquí
mawlāy Ismā‘īl exigió del rey de España, Carlos II,
la entrega de manuscritos árabes a cambio de cautivos. No sabiendo dónde
encontrar las obras filosóficas de Aristóteles reclamadas por
Al-Ma’mūn, el emperador mandó buscarlas. Un monje perteneciente
a un convento situado lejos de Constantinopla indicó el lugar donde
bajo el reinado de Constantino, hijo de Helena, en el momento de la
proclamación del cristianismo como religión oficial, se habían
depositado aquellas obras cerrándolas con numerosas llaves. El
emperador preguntó si al abrir el depósito y enviar los libros no
cometería un pecado. El monje le replicó que todo lo contrario, que su
acción sería digna de recompensa ya que las ciencias antiguas
destruyen los fundamentos de las creencias religiosas. Se abrió el depósito
y encontraron gran número de libros que enviaron sin seleccionar en
cantidad de cinco cargas. Al-Ma’mūn los pasó a los traductores
quienes los vertieron al árabe [...] unos manuscritos estaban
completos; otros no. Estos últimos no se han podido completar aun.8
Los
califas se declararon no solamente custodios de la fe islámica sino
también del conocimiento humano. Fueron los grandes mecenas de su
tiempo. Surgieron ciudades brillantes como Damasco, Alejandría, Córdoba,
Palermo, El Cairo y Samarkanda. En Bagdad, un Califa fundó la Casa de
la Sabiduría que fue muy famosa en oriente. Gastó ingentes riquezas
para adquirir manuscritos y libros de cualquier lengua. La biblioteca
del Cairo tenía 1'600,000 volúmenes. Córdoba solamente tenía 17
grandes bibliotecas y había 400,000 volúmenes en la biblioteca de
Palacio. La España musulmana tenia en total 400 ciudades, diecisiete
colegios y setenta universidades. Ciudades grandes y pequeñas constaban
de una biblioteca y por todas partes se rendía culto al saber. Sobre
todo, España fue una de las grandes ganadoras en el terreno de las
ciencias, las artes y las humanidades. Se formaron varias escuelas de
traducciones al árabe en Europa y las más respetadas se hallaban en
España adonde afluían los buscadores europeos y hacían copias para sí,
al latín, y en algunos casos, atribuyéndose la autoría. El 47% de las
traducciones científicas del árabe al latín fueron sobre ciencias
exactas, luego viene filosofía con 21% y medicina con 20%.9 Córdoba,
Sevilla, Toledo, Barcelona y Tarazona se convirtieron en florecientes
centros de traducción de los clásicos griegos al árabe tales como
Aristóteles, Sócrates, Hipócrates, Arquímedes, Tolomeo, Euclides,
Dioscórides, Polemón, Galeno, Apolonio, Doroteo de Sidón, Antíoco de
Atenas, Tales, Platón, Herón, entre otros, y que eran desconocidos
-aun prohibidos- por la Iglesia. La
primera universidad en el mundo fue la de El Cairo (siglo X). La
universidad de Córdoba fue la primera en establecerse en occidente. Uno
de sus estudiantes fue el papa Silvestre II (Papa del 999 a 1003). Los
cristianos, que gozaban de amplia tolerancia, asistían a esos centros
del saber en grandes cantidades. En
España y en el oriente la civilización islámica desarrolló sistemas
educativos en enseñanza primaria, media y superior. En la primaria
aprendían a leer, a
escribir y a estudiar el Corán, en la media estudiaban gramática y
poesía, matemáticas y agrimensura, astronomía elemental, lógica, botánica,
zoología, etnología e historia. En la superior, estudiaban ciencias
del Corán, tradiciones del Profeta, jurisprudencia y teología.10 La
gente de fe islámica consideraban un privilegio espiritual leer el Corán
y eso contribuyó a reducir el analfabetismo. De otro lado, las togas y
las tocas de los graduandos universitarios, así como también las tunas
universitarias, son una reminiscencia de los vestuarios en las
ceremonias de graduación de los estudiantes en los colegios islámicos. Astronomía Las
maravillosas descripciones del firmamento en el Corán ciertamente
trajeron mucha inspiración a los astrónomos musulmanes.
‘Abdu’l-Bahá explica los versos del Sura 36 referidos a los cuerpos
del espacio: “El sol se mueve en un lugar fijo, lo que demuestra la
inmovilidad del sol, y su movimiento alrededor de un eje. Y cada
estrella se mueve en su propio cielo.”11 “Cada uno navega
en una órbita (36:38-40)… Cada uno [el sol y la luna] corre por un
plazo fijado (39:7)... Sí, hemos puesto constelaciones en el cielo, las
hemos engalanado a las miradas (15:16)… Y se guían [los hombres] por
los astros” (16:16). Muchos
cristianos, hasta el tiempo de Colón, pensaban que la tierra era plana
y con cuatro esquinas, de acuerdo con afirmación bíblica (Apoc 7,1).
Dante, en el siglo XIII, la describe como una esfera pero fija y como
centro del universo. El paraíso terrenal estaba en la antípoda de
Jerusalén y el infierno en el centro de la tierra. Galileo Galilei tuvo
que retractarse en 1633 ante la Inquisición en su afirmación de que la
tierra giraba alrededor del sol. Después de haber sido forzado en negar
su teoría, se dice que el sabio había exclamado ante el tribunal: “Y
sin embargo se mueve.” Mientras
tanto los astrónomos islámicos crearon tablas astronómicas,
modificaron la circunferencia de la tierra y demostraron que
efectivamente la tierra era redonda. Construyeron observatorios, los
principales en Bagdad, El Cairo, Maragha (Persia), Samarcanda (Rusia),
Delhi y muchísimos otros más pequeños; estudiaron los calendarios, la
rotación de los planetas, y descubrieron nuevas estrellas y
constelaciones. En Córdoba, al igual que en el oriente, los astrónomos
llevaban uniforme. Mucha de la contribución a la astronomía vino de
los persas. Asimismo, muchos términos astronómicos del árabe se
encuentran ahora en lenguas europeas, como por ejemplo, Bennenas,
Altair, Pherkad, Acrab, Algedi (también conocida como la Osa Menor),
Vega, Algol, Rigel, Aldbarán, Alfayate, Alarife, Alberca, entre otras. En
óptica, Al-Kindí (801-73) escribió un tratado sobre la luz y sus
propiedades. En fotografía y cinematografía, Ibn-al-Haytham
(1214-94) fue el primero que demostró el principio de la cámara oscura
durante un eclipse. Utilizó una variedad de lentes y espejos para sus
experimentos y estableció por primera vez el principio de refracción
de la luz antes que Newton y fue capaz de medir el peso de la atmósfera.
Asimismo, escribió el famoso Libro de Óptica. Navegación y Geografía De
acuerdo al Corán, los creyentes musulmanes tenían que dirigir sus
rostros hacia la Meca al momento de sus plegarias: “Vuelve tu rostro
hacia la mezquita Sagrada. Dondequiera que estéis volved vuestro rostro
hacia ella” (2:144). En consecuencia, desarrollaron un vasto
conocimiento científico y de habilidades de ubicación y localización
geográficas, y dominaron las líneas de longitud y altitud. Se
escribieron libros sobre la geografía de Asia y África, de tierras
desconocidas por entonces para los cristianos. El conocimiento de esta
materia vino de sus propias expediciones y viajes y de los libros de los
geógrafos latinos. Asimismo, Mahoma había dicho que la oración
obligatoria diaria “se ha prescrito en tiempos determinados” (4:104)
marcados por el alba, el mediodía, el ocaso y la medianoche. Esto llevó
indirectamente a la invención del prototipo del reloj mecánico en España
en el siglo XI. El
Islam produjo excelentes navegantes: utilizaron la brújula, la vela
latina y la carta náutica. Igualmente, introdujeron y perfeccionaron el
astrolabio y el cuadrante. Un musulmán escribió un libro de 130 capítulos
sobre el astrolabio, el cual fue vital para los viajes de los
exploradores europeos. La civilización islámica conocía el
planisferio ya en el siglo VIII. Dice Mahoma: “Él es quien ha
sujetado el mar a vuestro servicio para que comáis de la carne fresca y
obtengáis de él adornos que poneros. Y ves que las naves surcan. Para
que busquéis su favor” (31:31). En
la famosa escuela de navegación de Portugal, muchos profesores eran árabes.
Asimismo, navegantes musulmanes fueron utilizados por diferentes
exploradores europeos. El piloto del barco de Vasco de Gama a la India
fue un musulmán de nombre Ahmad Ibn Majid. Este piloto escribió tres
tratados náuticos y conocía muy bien las rutas de los océanos Atlántico
e Índico. De acuerdo a Edrisí -el Ptolomeo Árabe- geógrafo árabe
del siglo XI al servicio del rey normando de Sicilia, Rogerio II, los árabes
se aventuraron a conocer el otro lado del Atlántico y así llegaron
hasta las Islas Canarias desde la Lisboa Árabe. En
1920, el historiador árabe Ahmed Zeki Pasha de Egypto escribió el
tratado “Una segunda tentativa de los musulmanes para descubrir América”
en el cual señala que una de las dos expediciones de navegantes islámicos
que en los inicios del siglo XIV, deseosos de encontrar un camino marítimo
entre el oriente y las costas occidentales de África, convencidos de la
esfericidad de la tierra, y conocedores ya de una ruta hacia las Islas
del Cabo Verde (entre las costas de Brasil y Guinea), fueron arrebatados
por una poderosa corriente marítima, la cual puede ser identificada con
la corriente ecuatorial que lleva a las playas de Haití y Brasil. Es
interesante notar que el mismo Colón, en su segundo viaje, se sorprendió
de encontrar gente de raza negra que visitaban la isla de Guanahaní
(hoy Haití) y que venían por mar del sur o sureste. Colón reconoció
que eran étnicamente diferentes de la gente local. Los españoles
afirmaron que se parecían mucho a la gente africana de Guinea y otros más
agregaban que eran náufragos africanos. En la segunda década del
pasado siglo, el erudito Leo Wiener sustentó científicamente dicha
comunicación marítima sobre bases filológicas y etnográficas en los
tres volúmenes de su obra “África and the Discovery of América”.
Es interesante notar que Colón, cuando pasa por las islas del Cabo
Verde en 1489, es informado de embarcaciones que provenientes del África
viajaban al occidente con mercaderías. Wiener va mas allá de demostrar
el comercio marítimo pre-colombino entre África y América. Dicho académico
americano señala que los navegantes islámicos se asentaron en América
antes que los cristianos y dejaron allí rastros identificables de su
cultura. En las palabras del historiador portugués Jaime Cortazao,
Wiener “concluye afirmando que mutuos conocimientos referentes a la
agricultura y a la industria, ciertos caracteres de organización política
y social, costumbres y prácticas religiosas de los pueblos americanos
de aquella época, eran no sólo de origen árabe, sino que también
conservaban denominaciones árabes en forma mandinga.”12 Un Nuevo Calendario El
Islam, asimismo, trajo un nuevo calendario superando así el calendario
gregoriano, es decir, el de mayor uso en occidente. La importancia de un
calendario en cualquier sociedad es muy significativa en tanto que este
regula la vida de una sociedad mediante la división del tiempo. El
calendario que trajo Mahoma estaba basado en principios espirituales.
Los nombres de sus meses denotan y prescriben actividades espirituales
como el ayuno, el peregrinaje o diversas prohibiciones religiosas. El
calendario gregoriano-cristiano, también llamado “Nuevo Estilo”,
promulgado por el Papa Gregorio XIII (siglo XVI) de quien deriva su
nombre, era básicamente una adaptación del calendario pagano de los
romanos. Aquél era un calendario originalmente basado en 300 días y 10
meses al año. Varios de los nombres de los meses vienen de nombres de
dioses romanos y griegos como Enero (de Jano, dios de las dos caras),
Febrero (de Februa, una fiesta pagana), Marzo (de Marte, dios de la
guerra), Abril (de Afrodita, diosa del amor), Mayo (de Maia, diosa de la
primavera), Junio (del latín Januaris, Juno, diosa del matrimonio) o de
emperadores romanos como Julius o Augusto. Los días de la semana también
tienen procedencia pagana como Lunes (de la diosa Luna), Martes (del
dios Marte), Miércoles (del dios Mercurio), Jueves (del dios Jupiter),
Viernes (de la diosa Venus) y Sábado (del dios Saturno). El
calendario islámico presenta además otras ventajas. El calendario islámico
tiene un día de error cada 2000 años mientras que el gregoriano lo
hace cada 3330 años. El calendario islámico está dividido en 12 meses
de 29 y 30 días. Es un calendario lunar porque se basa en el mes lunar
(29 días y medio) que es el tiempo que la luna toma para girar
alrededor de la Tierra. Mahoma dijo en el Corán: “El número de
meses, para Dios es de doce. Fueron inscritos en la escritura de Dios el
día que creó los cielos y la tierra. De ello, cuatro son sagrados: es
la religión verdadera” (9:36-37). Curiosamente los cristianos
siguieron creyendo en la perfección de su calendario tanto que, en
1654, John Lighfoot utilizó la cronología del Génesis como base para calcular
que ¡la tierra había sido creada a las 9:00 a.m. el 26 de octubre del
año 4001 antes de Cristo! Es
menester señalar que la palabra Almanaque es de origen árabe. Un
Almanaque es un registro de los días del año con observaciones astronómicas
y meteorológicas. Fue una contribución del Islam al mundo de entonces. Avances Matemáticos En
matemática, los árabes adoptaron los números y el cero de los hindúes.
El álgebra se debe a los árabes. Álgebra viene de la palabra Al-gabr
que significa ecuación o restauración. Algoritmo, cifra, zero y
guarismo son términos también del árabe. Tanto logaritmo como
guarismo son derivaciones del nombre del matemático árabe
“Al-Juarismi” (siglo IX), apodado Abenmusa. Mahoma
había dejado en el Corán leyes de herencia que favorecían a la mujer
y a la vez requerían manipulación de operaciones como fracciones. Esto
hizo que los árabes desarrollaran notables avances en el campo de la
aritmética. Entre otras incorporaciones tomadas del árabe tenemos el
uso de la raya horizontal para indicar división y que fue traducida del
árabe al latín como fractio (romper), el uso de la raíz, el uso de
proporciones, la utilización de la regla de tres, el desarrollo de la
geometría, la trigonometría plana y esférica y los primeros pasos
hacia el cálculo infinitesimal. Asimismo desarrollaron el uso del ábaco
como instrumento de cómputo. Arquitectura En
la arquitectura religiosa es donde se observa más perfectamente la suma
de las artes, la ciencia y la espiritualidad islámicas. Mahoma había
dicho sobre la importancia de los lugares de adoración: “Una mezquita
fundada desde el primer día en el temor de Dios tiene más derecho que
ores en ella. La frecuentan hombres que gustan de purificarse y Dios ama
a los que se purifican” (9:109). Los musulmanes construyeron lugares
de adoración por doquier. La maestría alcanzada en las matemáticas
fue puesta al servicio de la Fe y produjo hermosas mezquitas por todas
partes del mundo musulmán. Encontramos
que entre las huellas más profundas dejadas por la cultura islámica en
España están las construcciones, cuyas características más notables
son el arco en herradura -tres siglos antes que los góticos
cristianos-, las columnas, los arabescos, el estucado y las
inscripciones religiosas como elementos decorativos. Cada cultura dentro
del mundo musulmán aportó su propio estilo en la construcción de los
edificios. Mezquita significa en árabe “lugar de postraciones”, y
todas ellas estaban dirigidas a la Meca. Ciencias
de la Salud La medicina
es una de las ciencias que prosperó tremendamente bajo el Islam. Mahoma
mismo había enunciado el principio de la célula original: “Recordad
que os hemos creado, inicialmente, del polvo y luego del
esperma, luego del coágulo de sangre…, del coágulo un embrión
y del embrión huesos, que revestimos de carne. Luego hicimos de él
otra criatura” (22:5, 23:12-15). Se afirma que Mahoma había dicho que
la ciencia tiene dos aspectos: la ciencia de la religión y la ciencia
de los cuerpos humanos, es decir, la medicina. Con semejante Maestro,
los médicos árabes adquirieron un entusiasmo único en su rama.
Tradujeron los siete volúmenes de Galeno al árabe. Mientras tanto, los
cristianos de la Edad medía consideraban la práctica de la medicina
como una profesión obscena, y a la lectura de los libros de ciencias
naturales como un pecado -de acuerdo al Sínodo de París de 1209-. La
civilización islámica estableció el primer hospital en Bagdad con 860
médicos, con secciones para medicina interna, oftalmología, ortopedia
y farmacia, entre otras. La
práctica profesional de la medicina estaba sujeta a un examen. Se
conoció la anestesia en cirugía y ciertas formas de antibióticos
extraídas de la tierra y del moho. Abu Bakr Muhammad Ibn Zakaruyya fue
quien escribió en el siglo IX 21
volúmenes sobre medicina y Avicena escribió cinco tomos sobre la misma
ciencia, impresos 15 veces en latín,
que fueron texto en las universidades europeas hasta inclusive el
siglo XVII. Averroes
escribió siete libros de medicina referidos a anatomía, fisiología,
patología, semiótica, terapéutica, higiene y medicación. En
realidad, fueron copiosas las obras sobre las ciencias de la salud. Todo
esto pasó finalmente, traducido al latín, al occidente. Ahora sabemos
que el español Miguel Servet (siglo XVI), quien se atribuyó haber
descubierto la circulación pulmonar de la sangre, en realidad tomó las
ideas de Ibn Nafis, dos siglos antes. Hubo también un tratamiento médico
de enfermedades mentales, que en el mundo cristiano todavía eran
consideradas cosas satánicas. La
farmacología árabe tuvo un aporte original de los textos griegos,
basada fundamentalmente en plantas, contribución que fue acrecentada al
correr del tiempo con el desarrollo de la química. El mismo término química
proviene del árabe. La civilización islámica dio a la química carácter
de ciencia al utilizar procedimientos observables y de experimentación.
Importantes textos fueron escritos sobre esta materia. Asimismo, los químicos
árabes conocieron la destilación del ácido sulfúrico. Los árabes
desarrollaron una farmacología basada en remedios minerales. Crearon
una farmacopedia que luego pasó a Europa en el siglo XI. Palabras como
alambique, arsénico, alcanfor, antimonio, azumbre, azogue, alcalí,
alcohol, atincar, elixir, nafta, natrón, jarabe, quilate, talismán,
entre otras, vinieron de la química árabe. En
oftalmología, un médico musulmán escribió “10 Tratados Sobre el
Ojo” en el siglo VIII. Dicho tratado explicaba la estructura y la
relación del ojo y el cerebro, así como también las enfermedades del
ojo y su curación. Es conocido también que los médicos árabes operaban las
cataratas del ojo. Agricultura y Zoología En
agricultura, la civilización islámica desarrolló sistemas de regadío.
Desarrollaron la botánica mediante la clasificación de las plantas en
géneros, especies y clases. Mahoma había dicho: “!Que el hombre
considere su alimento! Nosotros hemos derramado el agua en abundancia;
luego hendido la tierra profundamente y hecho brotar grano, vides,
hortalizas, olivos, palmeras, frondosos jardines, frutas, pastos, para
deleite vuestro y de vuestros rebaños” (80:24-32).
Igualmente, se mantuvieron notables jardines botánicos que luego
fueron imitados en Europa. Asimismo, incorporaron nuevos cultivos
desconocidos para Europa y los diseminaron por todas partes. Estos
cultivos llevan nombres árabes hasta la actualidad como albaricoque,
acelga, algarrobo, alcachofa, azafrán, espinaca, sandía, garbanzos,
zanahorias, limones, naranjas, bellotas, azúcar, algodón, jazmín,
alhelí, berenjena, etc. La
zoología fue estudiada primeramente mediante las traducciones de los
textos griegos. “Las criaturas que Él ha puesto en la tierra para
vosotros son de clases diversas,” decía el Corán. “Hay en ello,
ciertamente, un signo para la gente que se deja amonestar” (16:3).
El primer zoológico en Europa fue árabe español. Otras
Contribuciones Sería
imposible hacer un inventario detallado de las contribuciones del mundo
islámico en materia de cultura y hay innumerables trabajos a este
respecto. Otras áreas incluyen la sociología, la filosofía, la música
y la textilería. En sociología, los árabes reinterpretaron el pasado
y el sentido de la historia, ampliaron la perspectiva bíblica por la
cual se tomaba literalmente el origen de las razas después de Noé, y
se dedicaron al estudio sistemático de los pueblos del mundo. No
solamente se produjo ese conocimiento merced a su cultura cosmopolita
sino también por el acceso
a los textos griegos y latinos. “Y entre Sus signos,” dice Mahoma,
“está la creación de los cielos y la tierra, la diversidad de
vuestras lenguas y de vuestros colores. Hay en ello, sí, signos para
los que saben” (30:22). Un árabe español escribió en el siglo XI el “Libro de
las Categorías de las Naciones”. En filosofía, el árabe podía leer
en su propia lengua a Platón, Aristóteles o cualquier otro sabio
griego. En música, los musulmanes incorporaron la música de los países
en que se esparcieron y crearon nuevos instrumentos musicales y estilos.
Un músico escribió en el siglo XIII “El Libro de las Canciones”
que constaba de 21 volúmenes. Una escuela consideraba a la música, al
igual que los griegos, una rama de las matemáticas. En textilería,
desarrollaron la industria de la seda, originaria de los chinos.
Asimismo desarrollaron la industria del papel, originaria también de
los chinos. En metalurgia produjeron obras de arte en diversos metales
como cobre y bronce. No se utilizó mayormente el oro y la plata debido
a una prohibición religiosa de su uso en utensilios, atribuida a Mahoma
por la tradición oral. Es importante señalar que llevaron la industria
del vidrio a un nivel sin paralelo. El Islam revolucionó el mundo de la
antigüedad. Sería imposible hacer un inventario detallado de todas las
contribuciones del Islam al mundo occidental. Lo que se acaba de
describir pueden ser ejemplos aislados que giraban en torno a un
compromiso social común y mayor. De
acuerdo a Joseph,13 la no reconocida deuda de los árabes a
la ciencia también incluye la primera clara afirmación de la teoría
de la evolución por Ibn Miskawayh que es usualmente atribuida a Darwin
y la primera explicación de la justificación del método científico
la cual se encuentra en las obras de Ibn-i-Síná (conocido como
Avicena), Ibn-al-Haytham y al-Bíruní pero que es usualmente
atribuida a Bacon. Antonio Alcalá Galiano en su obra “Historia de
España” escribió que hacer mención específica de los nombres de
todos los escritores de la España árabe “de quienes hablan los
numerosos catálogos existentes todavía en la misma gran biblioteca [de
El Escorial] sería empresa para la cual se necesitaría una obra
separada y extensa”.14
Conclusión Este artículo intentó describir un inventario general de
las más importantes contribuciones del Islam al mundo occidental y en
particular al mundo Latinoamericano. Como es de conocimiento, los árabes
desarrollaron una remarcable civilización durante los ocho siglos que
estuvieron en España. Esta civilización no solamente hizo de España
un centro intelectual del mundo de la antigüedad sino también moldeó grandemente el desarrollo cultural de la sociedad
española produciéndose así una simbiosis social. Con el advenimiento
de los Reyes Católicos, los árabes fueron expulsados de la península
lo que causó una declinación en la sociedad española por la ausencia
de una clase intelectual que era asumida precisamente por la comunidad
árabe. Casi inmediatamente, América fue invadida por las fuerzas españolas
y como consecuencia la corona gobernó por casi cuatro siglos. Este artículo
propuso la tesis de que la influencia de la cultura islámica en España
fue pasada a la cultura latinoamericana indirectamente durante el
proceso de transculturación que tuvo lugar de España a sus colonias.
BIBLIOGRAFÍA
‘ABDU’L-BAHÁ: ALCALA
GALIANO, ANTONIO: BALYUZI,
H.: CORTÉS,
JULIO: CORTASAO,
JAIME: EFFENDI,
SHOGHI: HORNSBY,
HELEN: JOSEPH,
G.G.: VERNET,
JUAN:
NOTA: -
Las
citas del Corán provienen de la versión de Julio Cortés.
REFERENCIAS:
1. Shoghi Effendi, in Lights of Guidance, p. 39
2. Balyuzi, Muhammad and the Course of Islam, p. 311.
3. Vernet, La Cultura Hispano Árabe,
p. 29.
4.
Balyuzi, Muhammad and the Course of Islam, p. 291.
5.
Ibid., p. 291.
6. Ibid., p. 291.
8. Vernet, La Cultura Hispano Árabe, p. 89.
9. Ibid., p. 81. 10.
Ibid. 11.
‘Abdu’l-Bahá, Contestación a Algunas Preguntas, p. 121. 12.
Cortasao, p. 71. 13.
Joseph, Foundations of Eurocentrismo in Mathematics. 14.
Alcalá, p. 170. (*) El Dr. Boris Handal, de la Universidad de Sydney, es un peruano residente en esta ciudad de Australia desde hace un poco más de 15 años. Autor de algunos libros sobre la cultura árabe. E-mail: handal@ans.com.au |
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