Revista Jurídica Cajamarca |
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LejanaJosé del Carmen Grández Odiaga (*) |
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NOCHE
Sé
que es tarde y
te tienes que ir, pero
antes de hacerlo déjame
preguntarte si
mañana te volveré a ver... ¿
estarás aquí conmigo a
la hora de siempre?, te
pregunto esto pues tú
sólo sabes eso, ¿podré
mirarte? ¿aún
estaré aquí?, ¿no
será esta la última vez en
que te vea?... dímelo
por favor, quiero
estar preparado para ir... quiero
despedirme de ella escribiéndole
unos versos con
tu complicidad en el cielo. LEJANA
Te
he sentido tan triste al
tenerte entre mis brazos y
ausente has estado sin
querer estarlo... quizá
me besabas, pero
tus besos simplemente allí
no estaban. Tus
manos me acariciaban, pero
mi piel, tan fría y áspera, no
notaban... Estabas
allí conmigo y no estabas, abrías
los ojos y me mirabas, me
mirabas, mas la
luz en ellos no habitaba... ¿dónde
estabas? en
qué cielo, tu pensamiento lejano
moraba... ¿Por
qué tus ojos, huérfanos
de vida, de
esa manera a los míos suplicaban?... Sólo
dímelo, dímelo, que
sin esperar haré lo
que me pidas que haga.
LLAMADO
Ayúdame... acude
a mis sueños, dame
aliento, lo necesito, dime
que falta poco, que
estâs lejos pero, que
estâs conmigo... dame
fuerzas para soñar, dame
de tu amor... vivifica
mis recuerdos, deposita
en mi tus
sufrimientos que, si
no te tengo a ti, quiero
aunque sea todo aquello... mas
no dejes que te olvide, no
lo permitas... dame
razones ilusas para
seguirte evocando; dime
entre sueños lo
siempre dicho... di
no importa que me odias y
así buscar allí una razón para
seguirte amando.
(*) José del Carmen Grández Odiaga, nacido, en la nororiental ciudad de Chachapoyas, un quince de julio de 1977, es el autor de las composiciones que presentamos. Realizó sus estudios primarios y secundarios en la antes referida ciudad, los superiores universitarios los realiza en la Universidad Nacional de Cajamarca, cursando el duodécimo, y ultimo, semestre académico, en la carrera profesional de Derecho. Es, además, Conciliador Extrajudicial del Centro de Conciliación de la Pontificia Universidad Católica del Perú, sede Cajamarca. Sus composiciones poéticas, nunca antes habían sido publicadas en medio alguno, sólo, como a decir del autor, habían quedado guardadas, hasta hoy, como vestigios de esa noche que fue testigo, y algunas veces protagonista, de su inspiración. |
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