Revista Jurídica Cajamarca |
|||
Violencia familiarTania Ardeli Cueva Carrillo (*) |
Cuando
pensamos en los mayores bienes del hombre y de la sociedad, nuestra
mente se detiene en la imagen de la familia. Nuestros años de infancia
se convierten en una dulce etapa de formación cuando tenemos con
nosotros la presencia del padre que educa con cariño y de la madre
amorosa que nos cuida y nos forma, La adolescencia y juventud son períodos
de permanente preparación, en los que vamos madurando con el apoyo
afectivo, psicológico y material de nuestros padres y hermanos. Cuando
somos adultos, todo lo recibido en el ámbito familiar se refleja en las
relaciones de pareja y en el ejercicio de la paternidad o maternidad.
Sin embargo, con frecuencia son muchas las carencias y la falta de
armonía en las relaciones familiares. El Cariño se convierte en
indiferencia y en el peor de los casos en odio. Los vínculos se
resquebrajan y su efecto en la familia es catastrófico. Los efectos de
esta situación son gravitantes en la vida social, y sin llegar a
generalizar podemos decir que una familia en crisis y desintegrada
genera los mismos efectos en la sociedad. Si bien es cierto tenemos que el maltrato infantil, no es un
fenómeno actual siempre ha existido, en la antigüedad el niño era un
sujeto carente de derechos y era considerado como un objeto de propiedad
de sus padres. En ese ámbito, no existía ni se conocía la noción de
maltrato infantil. La Pareja actual basa sus intereses, en cuestiones económicas,
religiosas, políticas y en última instancia en el sentimiento o
afecto. De ahí que cuando el matrimonio o la unión de la pareja no se
basan en el amor, sólo existe una “vida
familiar cruel” una ilusión de vida familiar. Por otro lado la influencia económica de la familia condena
al trabajador obrero o campesino y al empleado a vivir en estrechez, el
padre trabaja, la esposa o concubina busca alguna forma de contribuir en
el hogar, hasta los hijos pese a su pequeña edad tiene que trabajar,
imposibilitando que se cumpla con los fines para lo que se constituyó
la familia, teniendo un sólo interés meramente económico, es decir de
subsistencia. El presente artículo tiene por finalidad crear en los lectores el respeto a la dignidad humana, así como el respeto a la integridad, debiendo darse alternativas de solución a los problemas que se dan en el hogar familiar, para que de algún modo se evite el resquebrajamiento de la familia, avocándose para ello al respeto mutuo así como a la valorización de la persona. La
lucha por la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y
mujeres es una larga marcha que apenas ha comenzado. Por ahora, gran
parte de los esfuerzos se concentran en los terrenos de la legislación
y de la capacitación necesaria para ocupar sin contratiempos los nuevos
espacios que se abren para las mujeres. Y es aquí donde empiezan a
destacar algunos gestos y otras buenas acciones en favor
de las mujeres. Es
necesario indicar que muchos jueces se inclinaban por la opinión que
entre las parejas pobres los golpes, los maltratos psicológicos y los
atentados contra la vida del otro son
“normales”, por lo que no deben declarar la separación de
cuerpos o divorcio. Tenemos
entonces que La Violencia
Familiar se agrava por el uso y abuso de drogas y el alcohol, la
tensión económica, entre otros. Factores que provocan en la víctima
un aislamiento social que no les permite enfrentar o salir de una relación
de agresión. Las
mujeres sufren serios transtornos psicológicos; baja autoestima,
nervios o depresión. En el plano familiar se consideran mujeres
fracasadas cuando son abandonadas por sus parejas y viven graves
conflictos con sus hijos. En el plano físico llevan las huellas ( no
siempre se ven)de lesiones, su productividad laboral se ve disminuida .
Teniendo dentro de los tipos de Violencia Familiar : -
Maltrato Físico: Conducta
agresiva que causa dolor físico como: Empujones, patadas, correazos,
cachetadas, mordeduras, golpes, etc, así como uso de palos y objetos
cortantes que causan lesión. -
Maltrato Psicológico: Conducta agresiva que lástima la autoestima
de las personas como: Insultos, humillaciones, persecusiones, asedio,
hostilización, prohibiciones de salir o visitar a los familiares,
negativa de asistir económicamente a los familiares, cuando existe la
obligación de hacerlo. Por ejemplo el padre que no asiste
alimentariamente a sus hijos.
-
Maltrato Infantil: Conducta que, por acción u omisión perjudica el
desarrollo físico, psicológico o sexual de las niñas, niños y
adolescentes. Por ejemplo, cuando un niño o una niña no asiste a la
escuela se está ejerciendo una forma de maltrato infantil, del mismo
modo cuando no se los alimenta, vacuna, limpia o presta atención cuando
habla. El “maltrato Infantil” es un tema muy complejo en el que se
involucran factores de orden socio-económico, socio-cultural y
psico-sociales, en donde se
requiere del apoyo de la sociedad en general mediante la implementación
de acciones para intentar prevenir el fenómeno de la violencia hacia
los niños y contrarrestar sus efectos. -
Maltrato Sexual: Referido al hecho de que la víctima reserva su
derecho e indemnidad sexual, sin embargo lejos de respetarse su decisión
por lo general es forzada a tenerlas en forma violenta. Respecto
a la Violencia Familiar y
al grupo que se afecta tenemos La violencia
en Pareja que
ocurren entre los miembros de una pareja, las mismas que se producen en
forma cíclica y conforme pasa el tiempo las agresiones pueden ser
mayores. El Maltrato de
Ancianos que constituye
todo acto que por acción u omisión provoca daño físico o psicológico
a un anciano por parte de un miembro de la familia o personas que viven
bajo un mismo techo, mediante agresiones físicas, tratamiento
despectivo, abandono emocional, descuido en los cuidados básicos, médicos,
abuso emocional y financiero. El Maltrato
a Discapacitados, que constituye todo acto que por acción
u omisión provoca daño físico o psicológico a personas
discapacitadas, ya sea por parte de miembros de la familia o de
cuidadores. Este tipo de violencia afecta a personas que por su condición
de mayor vulnerabilidad se encuentran en una posición de dependencia
que los ubica en una situación de mayor riesgo en relación al
maltrato. El
tradicionalismo latente en la mujer con respecto a sus relaciones hogareñas,
reafirmado en el supuesto rol sexual femenino (pasiva). Donde pone todo
su empeño en mantener un hogar ordenado, los hijos atendidos, el esposo
complacido, trabaja por mantener lo que ella considera un “hogar
ideal”. Sintiéndose fracasada como mujer, madre y esposa,
viviendo en función de su familia, que no toma en cuenta sus
necesidades e intereses personales, cuyas características son: a.
Miedo a quedarse sola. b.
Teme perder su estatus social o económico, pues se podría hacer
público su problema de agresión. c.
Desconocen los lugares donde le puede
prestar ayuda. d.
Siente un profundo dolor de ella
misma, es insegura. e.
Siente angustia, decepción y carece de autoestima. f.
No tiene independencia económica. g.
No busca apoyo familiar y social. h.
Desconfía del apoyo legal. i.
Teme la reacción de la sociedad, vecinos, amigos parientes. j.
Teme ser juzgada por sus hijos. El
hombre por su parte es la persona que debe ejercer control y hacer
sentir su “voz de mando” en el hogar familiar, se caracteriza por ser: a.
Intimidador:
Causa temor mediante miradas, acciones,
gestos o voz alta. Suele destrozar cosas, sobre todo de propiedad de la
mujer . b.
Asedia
a su víctima: Controla lo que hace, con
quien se ve y a donde va.
c. Abusa emocionalmente: Humilla
o insulta, hace que las personas se sientan insuficientes. d.
Abuso
económico: Trata de impedir que su
pareja consiga trabajo, viéndose obligada a pedirle dinero, ya sea a él
o a otras personas. Generalmente quitan el dinero a sus víctimas. e. Abusa de los supuestos “privilegios masculinos”: Trata a su mujer como sirvienta, sólo el toma las decisiones importantes, actúa como jefe del hogar sin importarle la opinión de sus hijos o seres más cercanos. f.
Abusa
sexualmente: Para él no existen las
negativas sexuales, “toma”
a su mujer cuando le place. Trata a la mujer como objeto sexual. g.
Usa
a sus hijos: Su meta es hacer sentir a
la madre culpable acerca de los hijos, presentarla ante los hijos como
un ser inferior, usarlos para mensajes amenazantes. Por ejemplo, si no
acceden a sus caprichos no da dinero para los alimentos. La
Violencia dentro del hogar pasa por distintas etapas a lo que se le
denomina “ciclo de la
violencia”. Los primeros indicios de violencia pueden presentarse
durante el noviazgo, la luna de miel o cuando nace el primer hijo. Estos
primeros incidentes no son claramente evaluados por las mujeres. Por lo
general las conductas posesivas o celosas son justificadas por la mujer,
o mal interpretadas como halagos o signos de preocupación y afecto.
Describiéndose el Ciclo de violencia en tres fases, que varían tanto
en intensidad como duración: a.
Acumulación de tensiones. Previo a la violencia física, se produce
una agresión psicológica donde se desvaloriza a la pareja. Por lo
general las víctimas responden minimizando los incidentes, evitando
enojarse, para que no las golpeen más. Atribuyen el enojo del abusador
de los factores externos como problemas de trabajo, social, etc. Con el
tiempo aumenta la tensión y los incidentes son más violentos físicos
o psíquicos son más frecuentes. Muchas
veces la pareja trata de mantener el conflicto en esta etapa p ara no
pasar a la aguda, pero cualquier evento puede romper el equilibrio. b.
Explosión de violencia seguida por remordimiento y disculpas. Aquí
la violencia se desborda ya no hay control. Ni el hombre ni la mujer lo
tienen, la pareja agredida, que ya ha vivido el proceso antes, puede
incluso “provocar” los
golpes. c.
Luna de Miel - Arrepentida. Los agresores manifiestan
remordimientos, se disculpan con su pareja, se comportan cariñosamente,
convenciendo a la agraviada que la necesitan, que no volverá a ocurrir,
hacen toda clase de promesas con el ánimo de ser perdonado. La persona
agraviada cree que la pareja ha cambiado o por lo menos trata de
creerlo. La
duración de esta fase varía y no se sabe exactamente como termina. Las
parejas afirman que antes de que se den cuenta, comienza nuevamente la
tensión. Generalmente la violencia se presenta por: Tensiones,
disgustos y peleas.
Después de una temporada de felicidad en donde todo parece estar
bien sigue un tiempo con tensiones y disgustos. Finalmente sigue otro
incidente de maltrato y golpes. Esto ocurre una y otra vez para muchas
parejas, la diferencia es que entre una oportunidad y la otra la
intensidad aumenta y en este ciclo la mujer se siente cada vez más
desamparada. Los
efectos de la violencia van a depender de la naturaleza de los malos
tratos, su duración y su amplitud, la posición social y económica de
la víctima, así como de su capacidad de resistencia emocional. La
violencia afecta no sólo a la mujer sino a todo grupo familiar. ·
Las personas que viven situaciones de
violencia por tiempos prolongados,
presentan un debilitamiento de su defensa física y psicológica. ·
Se produce un descenso en su
rendimiento laboral. ·
Los niños que viven estas
situaciones presentan transtornos en su conducta escolar y dificultades
en el aprendizaje. ·
Estos modelos de conducta violenta se
transmiten a los niños quienes tienden a reproducirlos en sus
relaciones. Con
respecto a los sentimientos de la mujer víctima decimos que están
acompañadas de: Miedo:
Las amenazas y la violencia provocan a menudo un terror incontrolable en
la mujer, este temor la inmoviliza
y puede paralizarla hasta el abandono y la impasibilidad. Lo que
implica su imposibilidad de salir de la situación de maltrato. Subordinación:
La mujer cree que es inferior, y al ser
golpeada piensa automáticamente que “algo
malo pasa con ella”. Al internalizar su rol femenino tradicional
de subordinación al hombre se hace más vulnerable a la violencia,
desarrollando mayor tolerancia a la relación abusiva. Baja
Autoestima: La situación de abuso
refuerza y ahonda los sentimientos de desvalorización, no permitiendo
que crezca la confianza en sí misma y en sus capacidades. Sus intentos
fracasados por superar la situación confirman su incapacidad y
debilitan más su autoestima. Culpa:
El autor de la violencia persuade a la víctima de que ella es culpable.
Le señala que le pega con razón, porque hace mal las cosas. Se les
responsabiliza del éxito o fracaso de su matrimonio. Duda:
Esta conducta de las mujeres golpeadas es la que más confunde a quienes
quieren ayudarlas. A pesar de que no quieren seguir siendo golpeadas, no
quieren separarse del golpeador. Quieren que la violencia termine y
tienen la esperanza de que su pareja cambie. Minimización
Del Abuso: La mujer tiende a minimizar
la gravedad de la situación, por diversas razones, no sabe lo que es
normal o abusivo en la relación, necesita creer que su pareja
“no es tan mala”, se avergüenza de su situación cree ser
responsable de ella. Aislamiento:
La mujer golpeada se distancia de la gente por vergüenza o temor a que
el agresor la golpeé delante de terceros. Asimismo el hombre controla y
limita sus actividades y contactos externos, desea acompañarla a todas
partes. Resignación:
La mujer golpeada se encuentra a menudo
en estado de “sumisión
aprendida”, producto de sus intensos fracasos por controlar o
evitar la violencia. Llevándola a creer que nada que haga hará cambiar
la situación. Esperanza:
La mujer siempre espera que su esposo cambie, cree poder realizar su sueño
de una buena vida y un matrimonio feliz. Por
último para reconocer la Violencia Familiar, en su figura física,
psicológica y sexual dentro
del hogar debe existir: Amenazas, Intimidación, Aislamiento,
Desvalorización de la Persona y Manipulación de los niños y Niñas. Es por ello que la Ley
frente a la Violencia Familiar, radica en la ineludible consideración
del problema de violencia en el hogar como de implicancia pública, como
un hecho social a ser abordado, prevenido, sancionado y atendido, más
allá de la voluntad de las víctimas o agresores. En
los casos de violencia familiar se encuentran involucrados: la víctima,
el agresor, la sociedad civil y el Estado (La policía Nacional, el
Ministerio Público y el Poder Judicial). Se establece mecanismos
legales eficaces para las víctimas de violencia familiar, mediante
procedimientos caracterizados por el mínimo de formalismo y la
tendencia a brindar medidas cautelares. El objetivo de la Ley frente a
la Violencia Familiar es proteger a la víctima.
El
Congreso por su parte, ha dictado la ley 26763
que modifica la ley 26260
aprobado por Decreto Supremo Nº 006-97-JUS (publicado el 24-11-1993),
llamada de Protección frente a la Violencia Familiar, mediante la cual
se ha perfeccionado y ampliado las competencias preventivas y
sancionadoras de la Policía, Ministerio Público y Poder Judicial,
pasos firmes en favor de los derechos de la mujer, que han sido
reconocidos como parte inalienable e indivisible de los derechos humanos
universales, así como un freno y una censura contra la violencia que es
incompatible con la dignidad del ser humano en general. Asimismo tenemos
la Ley 27306 (publicada el
15-07-2000) Ley que modifica el Texto Unico Ordenado de la Ley de
Protección frente a la Violencia Familiar en sus artículos 2º, 3º, 4º,
7º, 9º, 10º, 12º, 24º y 29º. La
Violencia Familiar es muy frecuente en nuestro país. Se produce en
todos los sectores sociales, sin importar el nivel socio económico ni
educativo del agresor y de la víctima. Esta realidad es considerada por
muchos como un asunto privado de dos personas; el agresor
y la víctima, por ello en la mayoría de casos no se denuncia. En otros
casos no se lo hace por miedo al agresor y a los posibles maltratos que
éste puede ocasionar. Sea un caso o el otro, en la mayoría de personas
lo que existe es el desconocimiento absoluto de la legislación existente de protección a la persona víctima de violencia. A
los efectos de la Ley 27306, se entiende por Violencia Familiar.
“Cualquier
acción
u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato
sin lesión, inclusive la amenaza o coacción graves y/o reiteradas, así
como la violencia sexual, que se produzca entre: Cónyuges, Ex-cónyuges,
Convivientes, Ex-convivientes, Ascendientes, Descendientes, Parientes
colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de
afinidad, Quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien
relaciones contractuales o laborales, Quienes hayan procreado hijos en
común, independientemente que convivan o no, al momento de producirse
la violencia”. El
problema es universal y tiene consecuencias graves, que van desde
convertirse en causa principal de separaciones o divorcios, hasta, a
veces incluso causar la
muerte. (*) Abogada. |
|||
|
||