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ISSN 2224-4123
Depósito legal 2005-5821 Lima -
Perú.
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Fundada el 06 de agosto del año 2000 por el
profesor
Pedro Donaires Sánchez. Esta es una publicación que fue creada,
en las aulas universitarias, para la difusión de los frutos de la
investigación jurídica. Patrocinada y editada por el Círculo de
Estudios Ius Filosóficos «Unidad» de la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la Universidad Nacional de Cajamarca. Sirvió de antecedente
a la revista jurídica
Derecho y Cambio Social - DyCS (Tracking).
La Revista Jurídica Cajamarca - RJC, fue objeto
de reconocimiento por Resolución de Consejo de Facultad N.º
025-00-FDCS-UNC del 29 de setiembre del año 2000 (ver
documento).
Nuestra filosofía
Tanto a la RJC como a DyCS les anima aquel
pensamiento que «se dirige principalmente contra toda forma de
localismo, contra toda estrechez y prejuicio. Si los ideales largamente
acariciados y las instituciones largamente veneradas, si ciertas
convenciones sociales y fórmulas religiosas han dejado de fomentar el
bienestar de la mayoría de la humanidad, si ya no cubren las necesidades
de una humanidad en continua evolución, que sean descartadas y que
queden relegadas al lugar de las doctrinas obsoletas y olvidadas. ¿Por
qué éstas, en un mundo sujeto a la inmutable ley del cambio y la
decadencia, han de quedar eximidas del deterioro que necesariamente se
apodera de toda institución humana? Porque las pautas legales, las
teorías políticas y económicas han sido diseñadas sólo para proteger los
intereses de la humanidad toda, y no para que la humanidad se vea
crucificada por la conservación de la integridad de alguna ley o
doctrina determinada.» (EFFENDI, Shoghi. La Meta de un Nuevo Orden
Mundial, Editorial Bahá'í, Buenos Aires, Argentina 1973).
Visión sobre un futuro Nuevo Orden
Mundial
DISEÑO PARA
LA SOCIEDAD DEL FUTURO [1] por
Shoghi Effendi [2] La unidad de la humanidad,
prevista por Bahá’u’lláh[3], implica el establecimiento de
una mancomunidad mundial, en el que todas las naciones, razas, credos y
clases sociales estén estrecha y permanentemente unidos y en el que la
autonomía de los miembros del estado y libertad personal e iniciativa de
los individuos que lo compongan, estén definitivamente y completamente
resguardadas. Este Estado mundial, como lo podemos visualizar, quedará
constituido por una legislatura mundial, cuyos miembros, como
representantes de la humanidad entera, controlarán todos los recursos de
las naciones que lo integren y promulgarán tantas leyes como sea
necesario para regularizar la vida, satisfacer las necesidades y
concertar las relaciones de todas las razas y pueblos. Un ejecutivo
mundial, respaldado por una fuerza internacional, llevará a efecto las
decisiones tomadas y aplicará las leyes promulgadas por la legislatura
mundial, resguardando la unidad orgánica de toda la comunidad. Un
tribunal mundial adjudicará y transmitirá su veredicto final y
obligatorio en todas las disputas que puedan sobrevenir entre los varios
elementos que constituyan este sistema universal. Un sistema de
intercomunicación será inventado y abarcará todo el planeta, libre de
todo obstáculo nacional y de toda clase de restricciones, funcionando
con maravillosa rapidez y regularidad perfecta. Una metrópoli mundial
será el centro de una civilización mundial, será el foco hacia el cual
las fuerzas unificadoras convergerán y desde el cual irradiarán sus
influencias vigorizantes. Un idioma universal será inventado o escogido
entre los idiomas existentes, y será enseñado en todas las escuelas de
las naciones confederadas como auxiliar de la lengua materna. Una
escritura mundial, una literatura mundial y un sistema universal de
pesos y medidas simplificarán el intercambio y el entendimiento entre
las diversas naciones y razas. En tal sociedad, la ciencia y la
religión, las dos fuerzas más potentes en la vida del hombre, se
reconciliarán, cooperando entre sí y desarrollándose armónicamente. La
prensa, bajo tal sistema, será un medio propicio a la expresión de las
diversas opiniones y convicciones humanas y cesará de ser manipulada
perversamente por intereses creados, sean éstos privados o públicos y
será liberada de la influencia de los pueblos y gobiernos contendientes.
Los recursos económicos del mundo serán organizados, las materias primas
serán debidamente utilizadas, sus mercados serán coordinados y
desarrollados y la distribución de sus productos regularizada
equitativamente.
Rivalidades, odios e intrigas nacionales cesarán
y la animadversión y los prejuicios raciales serán reemplazados por la
amistad, el entendimiento y la cooperación internacionales.
Las
causas de los conflictos religiosos serán definitivamente eliminadas;
las barreras y las restricciones económicas serán completamente abolidas
y la inordenada diferencia de clases será extinguida. La miseria por una
parte y la gran acumulación de propiedades por la otra, tendrán que
desaparecer. La enorme energía perdida en las guerras, sean éstas
económicas o políticas, será consagrada a fines que permitirán extender
el radio de los descubrimientos y a su desarrollo técnico; el aumento de
los recursos necesarios al bienestar humano; a la exterminación de las
enfermedades; a la extensión de la investigación científica; al aumento
de la salud pública; a la evolución y refinamiento del cerebro humano;
la explotación de los recursos del planeta hasta hoy insospechados y sin
uso; a la prolongación de la vida humana y al adelanto en general, que
estimule la vida intelectual, moral y espiritual de la totalidad de la
humanidad.
En fin, un sistema federal que gobierne al mundo y
ejerza su autoridad sin restricciones, sobre los inimaginables y vastos
recursos del planeta, fundiendo los ideales de Oriente y de Occidente y
liberado ya, de la maldición de la guerra y sus miserias, hará uso de
todos los recursos disponibles sobre la superficie de la tierra; un
sistema en el cual la fuerza será el servidor de la justicia y cuya vida
será sustentada por el reconocimiento universal de un solo Dios y por su
lealtad a una Revelación común. Esta es la meta hacia la cual la
humanidad avanza, impelida por una fuerza unificadora de vida.
NOTAS:
[1] Citado por MARQUES Y UTRILLAS, José Luis, en
Perspectivas de un nuevo orden mundial, Editorial BAHA’I de España.
Tarrasa, 1982. [2] Promotor de la Comunidad
Internacional Bahá’í, nació en San Juan de Acre, Israel en 1897 y
falleció en 1957; recibió formación intelectual en la Universidad
Americana de Beirut y en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Autor de
distintas publicaciones como El desenvolvimiento de la civilización
mundial, Buenos Aires, EBILA, 1972; El advenimiento de la Justicia
Divina, Buenos Aires, EBILA, 1972; El día prometido ha llegado, Buenos
Aires, EBILA, 1973; La Dispensación de Bahá’u’lláh, Buenos Aires, EBILA,
2da. Edición 1973; Star of the West, Revista publicada entre los años de
1910 a 1933 desde Chicago y Washington, D.C.; entre otras obras.
[3] Fundador de la Fe Bahá’í, su nombre está en árabe, nació
en Teherán en 1817 y falleció en Bahjí, Israel en 1892, luego de
permanecer un poco más de 40 años, desterrado y prisionero del Imperio
Turco Otomano, acusado de sedición. En una visita que le hiciera el
orientalista británico Edward G. Browne, en 1890 en la prisión,
manifestó: «No deseamos sino el bien del mundo y la felicidad de las
naciones (…) Estas luchas, este derramamiento de sangre y esta discordia
cesarán, y todos los hombres serán miembros de una sola familia.» Ha
escrito más de cien volúmenes de libros tanto en árabe como en persa,
muchos de los cuales ya han sido traducidos al inglés y al español.
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